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viernes, 11 de noviembre de 2011

Nueva Zelanda: Capitulo 6 - Las Cuatro Estaciones

Como les habíamos contado en el capítulo anterior, estábamos en Kaikoura, lugar donde se comía muy bien, además en ese lugar se pueden tomar unos tour para ver ballenas y esto último era precisamente lo que habíamos agendado para ese día. El día amaneció despejado, en realidad sólo con unas pocas nubes, pero mucho viento, podríamos decir que teníamos un día muy otoñal (a pesar de estar en primavera igual era suerte, porque en la noche hasta lluvia nos tocó). Nos levantamos rápido, tomamos nuestra ducha de 2 dólares (que estafa, hacía frío en la mañana como para ducharse con agua helada) y partimos a ver las ballenas. Llegamos al lugar y nos encontramos con que en la pantalla con los horarios de salida, nuestro barco estaba cancelado porque las condiciones del mar eran malas .Para mí que eso era más falso que billete de 2.500, lo creo que pasó es que ese día no encontraron ballenas y como si es que uno no veía ballenas te devolvían el 80%, mejor cancelan y así no tienen que devolver la plata). En fin nos estábamos quedando sin ballenas, podíamos esperar a la tarde o bien al día siguiente, pensamos en hacerlo hasta que una pareja de más atrás les escuchamos que era muy injusto lo que estaba pasando ya que era segundo día seguido que les cancelaban. Así que al final decidimos no hacer lo de las ballenas, además era bien caro y nunca estuvimos del todo convencidos, entonces todo este tema lo tomamos como una señal de que no teníamos que hacerlo. Nos quedamos un rato en el estacionamiento revisando mail y nos llegó la hora de almuerzo y para pasar el mal rato de las ballenas, decidimos ir a comer al mismo lugar del día anterior, eso sí, esta vez no me comí una langosta, sino que unos ostiones (nuevamente me acorde tanto de ti papá)  y la Paula se pidió el mismo pescado (el pescado estaba muy bueno, mejor incluso que los ostiones).






Seguimos nuestro camino y el próximo destino era Arthur Pass, que es un parque nacional que queda en uno de los pasos en los Alpes Neozelandeses, para ir de una costa a la otra (Kaikoura está en la costa este y nosotros queríamos seguir a la oeste). Dicen que el paso es muy bonito que se cruza por muchos cerros y hay muy buenos trecking para hacer.  Cuando comenzamos el paso el día seguía como de otoño, pero de pronto aparecieron las nubes, el frío y se puso a llover. Pasó el rato y el invierno se nos vino con todo… se nos puso a nevar. Cero opción de hacer algún trecking o de parar por allá a dormir. Eso si las vistas del camino nevado eran muy lindas, no fue algo malo, sino que algo distinto e inesperado, igual bacán. Como les dije decidimos no quedarnos allá y comenzamos a bajar hasta que llegamos a un Jackson donde había un camping muy top, con chimenea en la sala común (donde está el living, la cocina, etc.) y unos baños muy buenos, lo que siempre se agradece. Claramente ese día hizo mucho frío, por suerte pagamos por un sitio con luz, con eso prendimos el calefactor que venía en la van (es de esos típicos ventiladores que tiran aire caliente) y vimos unas películas en el computador, mientras afuera llovía como condenado. Día siguiente levantada relajada, una buena ducha (la mejor hasta el momento, incluso mejor que la de la casa en Santiago), desayuno y partimos.

Nublado y con frío, seguía el invierno. Nuestro destino siguiente tenía mucho que ver con eso. Vamos a los glaciares Franz Josef y Fox. Estos son dos glaciares que se encuentran en la costa oeste de la Isla Sur y que están muy cerca uno de otro.  Llegamos al primer glaciar, aprovechamos de almorzar y fimos a conocerlo. Para ir a los glaciares hay opciones de todo tipo de precios, desde las gratis (caminando hasta donde se puede o mejor dicho hasta donde te dejan acercarte, porque esto varía según como esté el  día) hasta vuelos en avión o helicóptero. Como el día estaba muy feo y de vez en cuando llovía, decidimos hacer la opción gratis, es decir caminar. La caminata hasta la base del glaciar es de hora y media, ida y vuelta más o menos, eso incluyendo que paras a cada rato a sacar fotos, además que hay unas cascadas y la primera parte es en el bosque. El glaciar es súper imponente, aunque lo que más nos llamó la atención es como éste ha retrocedido con los años, ya que el tamaño que tenía antes era bastante mayor.

Después fuimos al otro glaciar, el cual nos gustó más, tal vez porque llegabas más cerca. La caminata en éste en tiempo era similar al otro, pero la hicimos más rápido porque derechamente se nos puso a llover. Además en el camino tuvimos que pasar por las piedras unos arroyos con bastante agua, producto de la misma lluvia. La diferencia con Franz Josef es que en el glaciar Fox, el paisaje es sin bosque ni cascadas, sino que unas verdaderas murallas de roca. Como estaba lloviendo y los pronósticos decían que el clima iba a seguir malo, decidimos continuar el camino hacia el sur y llegamos a Haast, un pueblo cerca del mar con un río muy bonito donde incluso se hacían safaris y caminatas por el bosque. En ese lugar aprovechamos de pasar la noche.






Nuevamente levantada relajada, desayuno con pan con palta y partimos. Antes de seguir el camino al sur decidimos desviarnos por la costa para ver que había y nos encontramos con unos caminos ente medio de unos bosques muy tupidos, todo como siempre muy verde y bonito. El camino terminaba en Jackson Bay (no es el mismo lugar donde dormimos dos noches atrás), un pueblo (si es que se le puede llamar así) que se suponía que iba a ser la gran ciudad de la costa oeste, pero que lo malo del clima de la zona, el aislamiento y la poca experiencia de los primeros colonos hizo que no funcionara la cosa. Haya también había un restaurant para comer langosta y mariscos, pero era muy temprano como para chanchear.



El día estaba feo y con frío, pero sin lluvia. Retomamos el camino hacia el sur y en este punto se acaba la ruta por la costa y el camino se mete a los cerros. Esta parte que se llama Haast Pass, tiene muchas cascadas, lagunas, bosques y cerros nevados. Paramos en unas cascadas y en unas piscinas naturales muy azules (habían piedras muy planas y le enseñé a la Paula a hacer patitos… en eso nos entretuvimos su buen rato). El camino siguió y aparecieron los lagos. También apareció el sol y un poco más de temperatura, parece que comienza la primavera. Las vistas del camino eran maravillosas con montañas nevadas y agua a sus pies.









Así llegamos a Wanaka, pueblo a la orilla del lago del mismo nombre, el cual nos encantó. Ya hacía calor, había niños bañándose en el lago, parece que llegó el verano. Estuvimos a punto de ponernos traje de baño, pero el agua era muy helada (no para la familia pato… vean la foto más abajo). Nos quedamos esa noche allá en un camping muy top de nuevo, este tenía spa, sauna y wi-fi incluidos, eso si esta vez nos quedamos en un sitio sin luz, pero daba lo mismo, porque aprovechamos el spa y el sauna. Después nos dieron ganas de hacer un asado, pero fuimos a comprar y estaba todo cerrado, eran sólo las 8 de la noche y todo cerrado, incluso restaurantes. En este país todo lo cierran temprano, a las 6 de la tarde ya no queda casi nada abierto, sobre todo en los pueblos, aunque nosotros por lo menos el horario que teníamos en Santiago tampoco era muy distinto…jejeje… que rico es salir temprano de la pega y llegar a la casa. Bueno, en fin, nos quedamos sin asado. Después de esto el pueblo ya no nos gustó tanto, no podía ser tan bueno todo.




Día siguiente y partimos a Queenstown, que es una ciudad a la orilla de otro lago, que se caracteriza por su oferta turística que abarcan centros de ski en invierno, viñas, paseos en bote por el lago, vuelos en helicóptero o actividades extremas como rafting, paracaidismo o los saltos en bungy  (saltar de un puente, grúa, etc. con un elástico amarrado), de hecho acá fue donde se comenzó con esto y además está el salto más alto del mundo. También la cosa incluye muchos restaurantes, tiendas y otras actividades varias. Wanaka está súper cerca de Queenstown y hay 2 caminos para llegar, nosotros elegimos el de la montaña (el otro era por viñas y nos parecía mas fome) y pasamos por el hotel más antiguo de Nueva Zelanda que era bien pintoresco. El camino dura algo así como 1 hora, por lo que llegamos a destino con bastante tiempo. Buscamos camping, este no era tan top. Pero estaba cerca de la ciudad caminando. Compramos cosas para hacer un asado en la noche y después nos pudimos comunicar con la familia por skype, algo que hace tiempo no lográbamos. Fuimos en la tarde a la ciudad y recorrimos el centro, fuimos a un observatorio submarino donde se veían muchos peces, pero lo más entretenido eran los patos buceadores que les iban a comer la comida a los peces, a eso llegamos justo porque lo cerraban luego. En la ciudad hay un cerro donde hay un restaurant con vista panorámica, además de salto en bungy y Ludge (eran unos autos, que bajaban por el cerro en una pista, parecía muy choro). Para subir el cerro había que tomarse un teleférico, pero a la hora que pasamos sólo se podía hacer el teleférico y además estaba lleno de chinos, por lo que el tipo de la entrada nos dijo que mejor fuésemos al día siguiente. También vimos que había un parque de animales nativos donde se podía ver kiwis (pájaros, no frutas) vivos, pero también era mejor dejarlo para el día siguiente porque salían los horarios en que los alimentaban y era en la mañana. Así que finalmente nos fuimos a un parque que era como el principal de la ciudad y tenía la particularidad que se podía jugar golf, pero no cualquier golf, sino que era que era freesbe (no sé cómo se escribe, son los platillos que uno tira, típicos en las películas que juegan con los perros) golf, claramente no pudimos jugar porque no teníamos el elemento principal (además estábamos cansados y con hambre), pero igual había gente jugando. Entonces nos devolvimos al camping, comimos nuestro asado y a dormir. Lo que pasó al día siguiente lo sabrán en el próximo capítulo.










“¡Hágalo Por Favor! No sea idiota”: En Santiago queríamos comprar unos sacos de dormir Doite que son súper chicos, el tema es que estaban full agotados y sólo encontramos (y compramos) 1, por lo que yo me traje un saco de esos de 3 lucas del Jumbo. El tema es que llevábamos 12 noches durmiendo en saco y recién allí se nos ocurrió probar si es que los sacos se podían juntar y adivinen que… resulto sin ningún problema, que idiotas somos, como no lo vimos antes. Así es que, aunque las cosas parezcan muy distintas, prueben igual si funcionan juntas.

Cosas Raras: Camino a Arthur Pass, vimos que en una camioneta de adelante que llevaba un carro, tenía algo que se asomaba, era un perro que sacaba su cabeza para respirar.

Para el próximo reporte tendremos el segundo día en Queenstown (que se viene con todo), además vamos a los fiordos y el extremo sur de NZ (esté capitulo se viene pronto, eso espero al menos). Bueno eso sería todo por ahora y síganos en el viaje, chao.

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