Como nos habíamos quedado en el capítulo anterior, llegamos a Jordania. Este país es un reino que limita con Siria, Irak, Arabia Saudita, Israel y Palestina (Cisjordania), además tiene un pequeño tramo de costa en el Mar Rojo. Jordania es famosa porque aquí es donde se encuentra la ciudad antigua de Petra (una de las nuevas 7 maravillas). Para entrar a Jordania se necesita visa, pero uno la saca fácilmente en el aeropuerto (fácil en ningún caso como sinónimo de rápido, porque los tipos son bien lentos). Luego de recoger el equipaje (también se demoró mucho), logramos salir para tomar el auto que habíamos arrendado (arrendar un auto es la mejor y más barata forma de moverse, ya que no hay trenes y los buses son muy pencas, por lo que la única alternativa es hacer todo en taxi), pero esté no estaba. Cuanto corto, se supone que nos devuelven la plata (aun no lo hacen) y arrendamos otro auto (un Yaris Sport con AC). El aeropuerto de Amman, no se encuentra en la ciudad misma, sino que a casi 40 Km de ésta, así que no pasamos por allá, si no que nos fuimos al primer destino que fue Wadi Musa, que es el pueblo que esta situado junto a Petra y se encuentra como a 3 horas en auto. Aquí se maneja igual que en Chile, así que no representa ninguna dificultad. Los caminos si bien no son malos, buenos tampoco lo son, sobre todo por que hay muchos lomos de toro y varios no muy bien señalizados. Luego de recorrer el camino (que pasa la mayor parte por desierto y pueblitos chicos y pobres) llegamos a Wadi Musa a eso de las 9 PM. Como estábamos muy cansados, nos quedamos en el primer hostal que vimos (llevábamos unos nombres anotados que habíamos visto por internet) y a dormir.
Al día siguiente nos levantamos bien temprano para ir a Petra. Ésta era la capital del reino Nabateo y data de más de 2000 años atrás. Pasamos a comprar agua y algo para comer y partimos. La entrada a Petra es groseramente cara, como saben que uno va para allá a ver eso, te cobran un ojo de la cara (más de 35 lucas chilenas por persona, por lejos lo más caro que hemos pagado en sitios así). Omitiendo el tema del precio, la cosa es muy linda. Al principio hay unas pequeñas ruinas, pero luego caminas por unos cañones cerradísimos hasta que te encuentras con el edificio conocido como “El Tesoro” (aparece en la película de “Indiana Jones y La Ultima Cruzada”, es donde esta guardado el Santo Grial), el cual es un edificio en el medio de las rocas y para nuestro gusto lo más bonito del lugar. Seguimos recorriendo las ruinas de templos, tumbas y cuevas, con unas rocas de colores increíbles (el paraíso de un geólogo) y luego de subir un cerro llegamos al “Monasterio” que es el edificio más grande del complejo y que también es muy bonito. A esta altura el sol ya era mucho y estábamos asados de calor. Para no deshidratarnos llevábamos agua suficiente, pero ésta se había comenzado a calentar. Dentro del lugar hay muchos vendedores, niños que ofrecen postales y tipos que te llevan en camello, burro, caballo o carreta (claro que esto no es nada de barato), además que la señalética no es muy clara y hay bastante basura y olor a pipi en las ruinas (considerando el precio de la entrada, da la idea que casi todo lo que te cobran va para el bolsillo y muy poco en la conservación del lugar). En resumen, caro, pero vale mucho la pena por lo bonito e impactante que es.
Luego de nuestra primera visita a Petra, fuimos a almorzar (ya eran pasado las 3 de la tarde, en Petra estuvimos desde las 8 AM) y volvimos a la pocilga a descansar. A todo esto la pocilga es bien modesta, pero era de lo más barato (y ni tanto como 25 dólares y lo único especial que tenia era Wi-Fi a leña) y no mugriento que encontramos. En realidad lo único malo es que cerca hay una mezquita y el rezo de la mañana te despierta a las 5.30 AM (las mezquitas tienen unos parlantes gigantes para que todos escuchen). Después de esto, ya oscuro, volvimos a Petra para tener la experiencia de Petra a la luz de las velas. Algunos días de la semana, abren Petra he iluminan con cambuchos con velas hasta el Tesoro. Entrar a esto tiene un precio adicional (como 7500 pesos). El camino es muy lindo, primero pasar por el cañón iluminado solo por las velas y llegar hasta el tesoro, donde habían muchísimas velas más iluminándolo, es maravilloso. Al llegar al final, te sientas contemplando el edifico, te dan un té y comienza a sonar la música de un instrumento de cuerda local (algo con arco) y después una flauta, finalmente un tipo cuanta unas historias y eso sería todo. Lo único que la mata es que muchos turistas andan con linternas (que estúpidos, si la gracia es caminar con la luz de las velas) y que el show podría ser u poco más producido (los tipos vestidos con trajes típicos y un poco más de iluminación al Tesoro). Luego de esto fuimos a comer y a dormir. A todo esto en las fotos, los brillos que se ven son la arena en el aire.
Al otro día tomamos el auto y salimos con destino a Madaba que es una ciudad que se encuentra más al norte cerca del Mar Muerto. Para llegar hasta allá nos fuimos por unos caminos interiores pasando por unos lindos valles secos, muchas rocas y dunas de distintos colores. En el camino quedaba Al Karak que es una ciudad en la cual se encuentra un antiguo castillo (fuerte) utilizado tanto por los musulmanes como por los cruzados (hablando de cruzados, las modas ya van a pasar… grande la UC). Claramente visitamos el castillo y también almorzamos algo. Siguiendo con el recorrido, cambiamos el camino interior por el de la costa del Mar Muerto. Allí intentamos visitar un museo del punto más bajo de la tierra (la zona del Mar Muerto se encuentra a más de 400 metros bajo el nivel del mar, lo que lo convierte en la parte de superficie terrestre más baja del mundo), pero estaba cerrado, ya que era Viernes y acá los tipos no trabajan ese día. Vimos al famoso Mar Muerto y la sal se nota en la orilla que está con una capa de color blanco. El bañarnos en el mar lo dejamos para el día siguiente, así que nos dirigimos a Madaba, encontramos un hotel (este era un hotel más de verdad, aunque también más caro) y con lo agotado que estábamos sólo comimos algo y nos fuimos a dormir.
Al día siguiente nos levantamos temprano, tomamos desayuno en el hotel y salimos. La primera parada fue el Complejo Panorámico del Mar Muerto, el cual tiene un museo sobre la zona (flora, fauna, composición geológica, etc.) y una espectacular vista panorámica del mar. Luego de eso seguimos rumbo a la reserva de Mujib, que es un arroyo que desemboca en el mar muerto. La cosa estaba cerrada, pero igual nos dejaron entrar a la primera parte (en realidad tampoco queríamos más que eso).
Lo que vino a continuación fue ir a ver el lugar donde supuestamente Jesús fue bautizado por Juan en el río Jordán. Llegamos ahí tuvimos que esperar como 40 minutos porque el bus que te lleva gratis justo se había ido (el lugar es bien grande, lleno de iglesias y por estar junto a la frontera con Israel, se transita en estos buses). El tour además incluía un guía (también audio guía en español), la lata es que estaba bien apurado porque nos hizo ir muy rápido y no seguimos en orden los números para escuchar. La audio guía es moderna, porque te pasan una tarjeta y un lápiz con laser, entonces uno lo pone sobre el número y se pone a hablar. En este recorrido, lo primero que vimos fue el lugar donde Juan bautizó a Jesús. En esa época ahí corría parte del rio Jordán, aunque ahora esta medio seco ya que el río esta con muy poca agua (casi que para pasarlo de un salto, algo así entre 3 y 5 metros de ancho como mucho). Después, pasamos por unas iglesias y llegamos al mismo rio. El río además de enano, no es muy limpio, el agua es verde y con mucho musgo (el Ganges se veía mas limpio). Igual nos metimos hasta las rodillas y nos sacamos fotos. Visitamos unas iglesias bien bonitas, con mosaicos de la época bizantina. En realidad al tour le falto una cuota más espiritual o con más mística porque el guía no te engrupía con lo que había pasado ahí. Lo que nos llamo mucha la atención, es que justo al frente a menos de 5 metros esta Israel (donde también tienen su lugar del bautismo). Es increíble ver que estando tan cerca, sea tan complicado pasar de un lugar a otro.
Después de eso volvimos en el camino hacia el Mar Muerto y nos bañamos en él. En Jordania hay una playa pública que es asquerosa y el resto son cosas privadas, especialmente resorts y Spas (esto porque la composición de las aguas y barro de la zona son buenas para tratamientos de belleza). Finalmente entramos a una playa que se llamaba Amman y que tenías que pagar una entrada (cara, como casi todo, algo así como 13 lucas) que incluía unas piscinas, reposeras y duchas (esto es muy importante porque el agua es demasiado salada y al secarse, el cuerpo te comienza a picar). Nos pusimos los trajes de baño y al agua… de verdad que uno flota y mucho, incluso cuesta bajar los pies para pararse. El agua es muy salada y uno no debe meter la cabeza ni mucho menos frotarse los ojos (vimos un tipo que lo hizo y le quedaron los ojos para la cagada). Eso si el agua se siente algo aceitosa, esto debe ser porque en esta zona además de sal se obtiene asfalto natural. Luego de la experiencia de bañarnos, estuvimos un rato en las piscinas y después continuamos camino para ir a ver el Monte Nebo (lo que se cree que es), lugar donde Moisés vio la tierra prometida y murió. Lamentablemente cuando llegamos habían cerrado recién, pero daba lo mismo porque estaba muy cerca de Madaba y podíamos ir al otro día en la mañana. Posteriormente volvimos a la ciudad, recorrimos unas tiendas (la especialidad de esta zona son los mosaicos) y vimos cosas muy lindas. Aprovechamos de comer algo y volvimos al hotel para dormir, ya que al día siguiente tocaba un día largo (visitar las cosas pendientes, devolver el auto y cruzar a Israel para llegar a Jerusalén).
Al día siguiente nuevamente levantad temprano. Fuimos al Monte Nebo, donde había una iglesia, una linda vista panorámica y una especie de museo. Luego volvimos a Madaba a ver la iglesia de San Jorge que en ella se encuentra un mosaico que es el mapa más antiguo que hay de la zona (impresionante). Terminamos comprando un pequeño cuadrito de mosaico y partimos al aeropuerto a devolver el auto. De allí nos tomamos un taxi hasta la frontera que era el paso del puente Rey Hussein o Allenby (de la primera forma le llaman los jordanos y de la segunda los israelitas). La parte a la que entrabamos de echo corresponde a Cisjordania por lo que estaríamos hablando de lo territorios Palestinos. Bueno llegamos a paso y para salir de Jordania nos tramitaron mucho (demasiado lentos y burocráticos). Por lejos el peor paso de todo el viaje… que la ventanilla de acá, luego la de allá, que paga el impuesto, que espera un rato y así estuvimos como 1 hora y media (¡en salir del país!). Nos subimos a un bus que te cruzaba de un lado a otro (recién allí nos devolvieron los pasaportes) y llegamos a Israel.
Lo que viene incluido como nos fue en el resto del paso de la frontera viene en el próximo capítulo del blog. Resumiendo un poco Jordania, es un país muy bonito, igual se ve bien pobre y por eso se aprovechan mucho de cobrar muy caro por sus atractivos turísticos, aunque sin conservarlos acorde a la entrada. La gente es muy amable y la comida es rica. Es un destino muy interesante, pero hay que gastar.
Cosas Raras: Lo primero que tenemos es una tormenta de arena donde se ve muy claro el remolino, aunque más raro aún es que se ponga a llover en el medio del desierto… Lo segundo es la señora que se dedicaba a barrer la tierra en la escalera en Petra, parece que aún no termina... Tenemos también la última moda en los trajes de baño, creemos que son lo que van a usar las niñas de Yingo el próximo verano… En el camino es normal encontrarse con animales en la vía, pero con un montón de camellos, no pasa todos los días…
¡Hágalo Por Favor, No Sea Idiota!: Como les contamos, el agua del Mar Muerto es muy salada, por eso por favor si se van a meter, no se les ocurra depilarse ese mismo día, porque si no le va a doler y arder más que la ñoña, tal como le pasó a la Paula.
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