En este capítulo del viaje vamos a ver nuestro paso por Israel y los territorios Palestinos. Mucha introducción sobre esto países creemos que no vale tanto la pena (vean las noticias o bien un libro que creo que se llama la Biblia y si quedan con dudas busquen en google).
En nuestra última entrega nos quedamos en que habíamos cruzado el Puente Rey Husein o Allenby. Pues bien, llegamos al puesto fronterizo de Israel e inmediatamente vemos a varios tipos con metralletas, algo que no es muy extraño, salvo porque los tipos vestían de civil. Para entrar a Israel, primero se hace una cola larga (pero bien rápida) donde pasas tu equipaje y se lo llevan por unas bandas para revisarlo. Uno sigue y pasa por el primer control de pasaporte. Luego de eso entras al edificio y te revisan que no lleves nada extraño (revisión de bolsos de mano y detector de metales) tal como en los aeropuertos, es más la cosa iba muy bien y rápida. Después pasas a inmigración donde te hacen una serie de preguntas como de donde vienes, porque quieres visitar Israel, etc. (la tipa si bien trataba de hacerse la seria era bien simpática). Allí es donde te timbran el pasaporte (si tienes pensado ir a algún país árabe que no sea Jordania o Egipto, tienes que pedir que no te timbren el pasaporte y lo hagan en una hoja aparte, ya que el resto de los países árabes no reconocen al estado de Israel y tu pasaporte se transforma en invalido). Terminado eso, otro control (más desordenado) y finalmente ibas a buscar tu equipaje. Esta última parte era una chacra, todas las maletas amontonadas y tiradas por el suelo, todo lo bueno que habíamos visto antes acá se comenzaba a ir a las pailas. Después de un rato logramos encontrar una de la mochilas, pero de la otra (para variar la mía) no aparecía por ningún lado. Esperamos otro rato a ver si aparecía por las bandas o si estaba debajo de algo que no hayamos visto y nada. Finalmente nos acercamos a un tipo que al parecer trabajaba allí (todos visten de civil) y él va a averiguar. Vuelve y me dice que lo acompañe (el tipo además hablaba español), entro a un lugar y veo que mi mochila tiene puesta una cinta roja, me piden mi pasaporte y me lo retienen (por no decir otra cosa, pero en realidad no eran pesados), una niña me pregunta que qué llevo en la maleta y le cuento que ropa y cosas de viaje (llevaba el trae de árabe que compramos en Dubai, ya me estaba pasando rollos con que eso más alguna otra cosa rara e iban a creer que era un terrorista). A todo esto yo no tenía la llave para abrir el candado, pero no me dejaron ir a buscarla (fue el tipo que nos ayudó al principio que seguía allí, yo creo que el cacho desde un principio que todo debía ser un error y por eso estaba allí como protegiéndome de algunos otros que si eran bien pesados y prepotentes, pero como hablaban en hebreo yo no les entendía nada). Llega la llave y me hacen desarmar toda la mochila y mostrarles todas las cosas que había. Al parecer el tema nuevamente habían sido las cadenas y unas latas de aerosol. Inmediatamente les conté que me había pasado algo parecido en China. La tipa que me reviso la mochila después de conversar un rato se puso más amorosa (me devolvió mi pasaporte) e incluso me ayudó a armar la mochila. De los tipos pesados (típicos gorilones cabeza de musculo) seguían igual y querían mandar mi mochila de nuevo a revisión, por suerte nuestro amigo me pasó la mochila y me dijo que me fuera no más. Igual, a pesar de la situación, siempre estuve muy tranquilo (sabía que no llevaba nada), aunque también da nervio porque estos tipos por lo general son bien prepotentes y actúan (golpean o disparan) antes de preguntar. No quiero ni pensar que pasa cuando los tipos que les pasa esto tienen pasaporte de otros lados. Al final en el paso de las 2 fronteras no echamos casi 4 horas.
Para ir a Jerusalen, nos tomamos un transfer que se demoró como 40 minutos en dejarnos al lado de la ciudad antigua (era divertido ver en el camino los letreros como “a Jericó tomar pista derecha”, “Salida al Buen Samaritano”, parecía todo como sacado de cuantos o mejor dicho de la Biblia). Allí nos pusimos a caminar (cerro arriba) para llegar al hostal. La lata es que no teníamos plata local (no encontrábamos ningún cajero automático y lo poco que teníamos lo habíamos usado en el transfer) así que no pudimos tomar taxi o tranvía. Al llegar al hostal (no habíamos reservado nada, solo lo habíamos visto en internet), nos dicen que está todo lleno y nos recomiendan otro que queda cerca. Vamos a ese (ya estábamos bien cansados después de tanto ajetreo) y a pesar de ser bien pocilgoso nos quedamos allí (Wi Fi en el loby y desayuno eran todas las comodidades). A partir de ahora, las cosas se comienzan a poner más caras, así que vamos a tener que dejar los “lujos” y pasar a dormir en piezas compartidas. Como les dijimos la pieza era una mierda, sin ventanas y metida como en una bodega al lado de la cocina, pero daba lo mismo ya que era solo por una noche. Aun no teníamos plata aso que fuimos a buscar cajeros y resulta que ninguno aceptaba mi tarjeta (de ninguno de los dos bancos) ni la de la Paula, al final la única que acepto fue sacar plata con la tarjeta de crédito (al parecer el problema era solo con las de debito). Comimos algo y a dormir (la pieza era un horno, el tipo de abajo roncaba y además movía todo el camarote, al principio yo apenas me movía pero después ya me tenía chato así que cada vez que se ponía a roncar muy fuerte, me movía hasta despertarlo. La Paula al final durmió un rato en la cocina que era más fresca… claramente un día bien duro.
Al día siguiente (nos despertamos muy temprano, pero porque ya no se podía estar más por el calor) volvimos al hostal que habíamos intentado el primer día y nos quedamos allí (otra cosa la pieza, si bien era compartida, ésta tenía AC, lámparas y enchufe para cada uno, WiFI y baño en la pieza y un desayuno muy bueno). Una vez instalados fuimos a un tour por la ciudad antigua. El tour era gratis y sólo le dabas propina al guía. El tipo te mostraba las cosas más importantes como Santo Sepulcro, Muro del Oeste (también conocido como Muro de los Lamentos) o el Domo de la Roca, pero sin entrar a ninguna. Eso si se le notaba mucho lo judío por los comentarios que hacia. El tour fue bueno, pero es solo una pequeña pincelada de lo que es el lugar. Al tipo le dimos su propina (después nos despedimos de él y nos la pidió de nuevo… huevón barsa). Luego de eso volvimos en tranvia al hostal y fuimos al mercado a comprar algunas cosas (hay paltas y fruta baratas como en Chile). Almorzamos (bien tarde) tallarines con salsa… desde Australia que no cocinábamos (más de 6 meses).
Ya más tarde, volvimos a la ciudad antigua. Primero visitamos el Muro de los Lamentos, el lugar más sagrado de los judíos, donde vimos mucha gente orando, eso si lo hombres lo hacen en un lugar separado al de las mujeres (el de los hombres es mucho más grande). Muchos tipos vestidos de negro (con abrigos o chaquetones a pesar del calor) con barba largas y rulitos largos a los lados (los encontramos bien ridículos, pero cada loco con su tema, lo mismos pasa en todos lados y no sólo en las religiones, cosa de ver las tribus urbanas). Lo divertido es que la gente al salir camina mirando hacia el muro (caminado de espaldas… yo cacho que de allí Michael Jackson sacó su famoso paso). Luego de eso fuimos a hacer las estaciones del Via Crusis (en realidad el camino lo han cambiado varias veces y si consideramos que la ciudad ha cambiado bastante en los 2000 años que han pasado, la cosa es más simbólica, además que el famoso Via Crusis no aparece en ninguna parte del evangelio, sólo pequeñas referencias a algunas de las cosas) y luego de recorrer el camino (es bien corto, en 20 minutos lo haces relajado y muchas estaciones son fácil pasarlas de largo porque las marcas no son tan buenas) llegamos al Santo Sepulcro, la gracia era que fuimos bien tarde, cerca de la hora de cierre para además ver como lo hacían. A todo esto sabían que en el Santo Sepulcro cada una de las iglesias cristianas tiene una parte que le pertenece y esto se debe a que en una de las conquistas de los musulmanes (después de las cruzadas) el tipo que estaba a cargo (Saladino) vendió a las distintas iglesias partes de la Basílica para así evitar que venga cada una a construir la suya y los obligó a compartir. Claramente las iglesias más poderosa (las Católicas) se quedaron con más y los mejores lugares. El problema que quedaba era quien se quedaba con las llaves de la iglesia y la solución de Saladino fue entregárselas a una familia musulmana para que ellos sean los que abran y cierren la iglesia cada día… (es tragicómico, que alguien ajeno tenga la llaves del lugar más sagrado para los cristianos, solo porque son tan estúpidos y desconfiados de no poder hacerlo por su cuenta). En fin, volviendo a nuestra visita, entramos a la Basílica y lo primero que vemos es la piedra de la unción donde todos los que entran le hacen una reverencia (en especial los rusos que la tocan, la abrazan, ponen la frente y la besan… son muy cuáticos para todas estas cosas). Después, como ya estábamos pronto a la hora de cierre, vamos directo al grano (tal como diría el dermatólogo) y entramos al Sepulcro… el lugar es bien pequeño y no hay nada especial, salvo el misticismo que uno le pueda dar, el problema esta en que afuera hay un monje muy pesado que apenas entras te esta diciendo que salgas y así cero conexión con lo que puede significar el lugar (que a todo esto es un lugar en que se supone que fue la cosa, porque acá todo es con letra chica “se supone”, ya que estos lugares se determinaron siglos después de los acontecimientos… Santa Helena, madre del Emperador Constantino, fue quién encontró el lugar en base a algunos datos que hacen pensar que quizás podría ser el donde fueron los hechos). Al salir del lugar para esperar el cierre, un tipo nos dice que el presidente de Rusia (Putin) va a visitar el sepulcro en unos pocos minutos más (eso explicaba porque tanto tipo prendiendo todas las velas, las alfombras rojas que ponían y lo pesado de los tipos) y decidimos esperar para verlo. La entrada se comenzó a llenar de pacos, milicos y francotiradores en el techo, ya cuando estaba por llegar (habíamos esperado como media hora) aparecen otros policías y desalojan todo el lugar… rato perdido. Volvimos a la pocilga, comer (panes con palta) y a dormir.
A la mañana siguiente, nuevamente levantada temprano (como a las 6AM) ya que íbamos a ir a visitar Belén (además teníamos que cambiarnos de pieza). Nos pasaron a buscar y partimos a Belén (a todo esto la ciudad se llama Bethleheim, así que si hablan con alguien de por acá que no sepa español, no va a cachar nunca si le hablan de Belén) que está a escasos 10 Km de Jerusalén, aunque para ir para allá hay que entrar nuevamente a Palestina incluido el paso por el nuevo muro de la vergüenza que existe en el mundo (el muro al más puro estilo berlinés que construyeron y que aun siguen haciéndolo los israelitas para separar los territorios, algo que puede ser comprensible, pero que al final es echarle más leña al fuego). Al llegar a Belén, vemos que en la calle hay muchos militares armados (no son israelitas, sino que palestinos) y vamos a nuestra primera parada que eran los campos y cuevas donde vivían los pastores (¿y los castores?) que fueron a saludar al niño Jesús. El lugar esta lleno de cuevas muy antiguas y hay un par de capillas donde se celebran misas regularmente. Después de eso se supone que iríamos a la Iglesia de la Natividad (lugar donde se encuentra la cueva en la que parece que nació Jesús), pero adivinen quien se nos adelantó… el gran hijo de Putin (me imagino que su padre también llevaba ese apellido). Nuevamente nos topábamos en la agenda del presidente ruso y por esa razón era que había tanto paco/milico (uno ya no sabe que son) armado en las calles. En vista de esto, tuvimos que cambiar el orden del itinerario y nos llevaron a la iglesia de la Gruta de la Leche que es donde María amamantó al niño Jesús (la Virgen de la Leche). Después recorrimos unas tiendas y finamente fuimos a la Iglesia de la Natividad, la cual esta dividida en 3 partes, una de la iglesia armenia, otra de la griega y otra de la romana (la típica). La iglesia es muy grande y es de la época de los cruzados (hablando de eso la UC sigue siendo lo más grande, da lo mismo que las madres hayan salido campeones, igual felicitaciones, especialmente al hincha numero uno Osses). Lo bueno del ilustre visitante anterior fue que todavía no llegaba la masa de tours, por lo que pudimos entrar rápidamente al lugar de los hechos. El lugar donde (se supone) que nació Jesús está marcado con una estrella (besadas hasta el cansancio por los rusos) y en frente el lugar donde fue puesto al nacer (el primero pertenece a la iglesia griega y el segundo a la romana). Acá pasa algo parecido a lo del Santo Sepulcro, es tanta la gente y el apuro que cuesta conectarse espiritualmente con el lugar (eso por lo menos me paso a mi, sobre todo con la vieja pesada que me empujaba por detrás, al salir sin querer le pise todos los dedos del pie, si me hubiese dado espacio no hubiese pasado), igual creo que la cosa espiritual es totalmente ajena al lugar o sea que no me va a hacer más o menos tocar o besar un pedazo de muro, piedra, cubo, roca, cruz o estatua, si no que es algo interior. Por suerte alcanzamos a entrar a la cosa porque a penas salimos se llenó la iglesia (el guía nos dijo que el día anterior la espera había sido de más de 1 hora… y yo que encontraba que el tiempo era poco). A la vuelta a Jerusalén, paramos en un mirador en el Monte de los Olivos que tiene una hermosa vista de la ciudad.
Luego de almorzar (un Pita Falafel, un sándwich con unas bolas fritas de verdura con tomate, pepino, pepinillos, humus y una salsa picante) fuimos nuevamente al mercado y en el resto de la tarde nos pusimos a trabajar para ponernos al día en el blog y la bitácora. Decidimos además quedarnos un día más para poder organizar todo lo de Europa.
Al día siguiente nos levantamos y fuimos a la ciudad antigua a ver el Templo del Monte (donde se encuentra el Domo de la Roca), que es el tercer lugar más sagrado para los musulmanes y es aquí donde se encuentra la piedra donde el profeta subió al cielo (dicen que en un costado de la roca se ve una marca del pie de Mahoma), además esa piedra es la misma donde Abraham o Ibrahim (para los musulmanes) iba a sacrificar a su hijo Isaac como prueba de fe a Dios y para ambas religiones, se trata de la piedra donde se inicio la creación (para los cristianos esto último se movió un poco hacia en Santo Sepulcro… aunque como todos sabemos esto es parte del folklore que acompaña a las religiones). El templo es muy bonito y tiene una gran cúpula dorada, además de muchos detalles en los muros, la lata es que los no musulmanes sólo pueden visitar el templo por fuera y solo ellos pueden entrar (no sé como pretenden que un se convierta a su religión, si nunca te dejan ver nada… además no sé como aguantan los judíos que no los dejen entrar a ver algo que para ellos también es muy sagrado). Para entrar a esta parte, al igual que para el Muro del Oeste uno tiene que pasar por detectores de metal y revisiones de los bolsos (para el Santo Sepulcro se entra así no más, cero guardia o detector de nada). Después pasamos a la capilla de la Flagelación (donde están las primeras paradas del Vía Crusis y que el otro día no vimos porque estaba cerrada) y después de eso nos tomamos un bus y fuimos al Monte de los Olivos donde vimos la Iglesia de la Ascensión (la vimos por fuera porque estaba cerrada) y luego comenzamos a bajar, Primero entramos a unos jardines de olivos con una linda vista de la ciudad (además hicimos algo de hora, porque las cosas que queríamos ver estaban cerradas) y luego bajamos hasta los jardines de Getsemaní (donde hay unos Olivos antiquísimos, dicen que de más de 2000 años y al juzgar por el tamaño de sus troncos podrían llegar a serlo). En ese lugar se encuentra la Iglesia de la Agonía conocida como la iglesia de todas las naciones, porque muchos países pusieron lucas para su construcción (incluido Chile que tiene una cúpula). Después cruzamos a la iglesia donde se encontraba la tumba de María y vimos la tumba. En toda esta parte tuvimos mucha suerte de llegar antes de que se llenase de tours. A la que no fuimos (sólo la vimos por fuera y de lejos) es a la iglesia de María Magdalena.
Terminado el Monte de los Olivos, entramos nuevamente a la ciudad antigua y volvimos al Santo Sepulcro, pero esta vez con más tiempo y a recorrerlo completo. Nuevamente mucho tipo besando las distintas cosas, yo creo que la piedra de la entrada tiene mas gérmenes que fierro de micro (por no decir de topless). Volvimos a entrar al sepulcro mismo y al igual que la vez pasada, el monje fue un desagradable apurando a la gente, si hubieses querido rezar un Padre Nuestro, no alcanzabas a pasar del “Padre nuestro que” y el tipo ya te estaba diciendo de afuera y golpeando el muro que salgas (por lo visto lo pesado y apurón del tipo no tenia nada que ver con la visita de Putin como habíamos creído la vez anterior). Igual entendemos que uno no se puede quedar mucho rato dentro, pero la forma en que lo hace el tipo es desagradable, al punto que en vez de salir contento, alegre o espiritualmente completo, sales enojado con el tipo (claro ejemplo del huevón penca que lo ponen a cargo de algo importante y se cree el más bacan). Recorrimos el resto de la Basílica, pasando por el lugar donde lo clavan en la cruz, donde lo crucifican, lo bajan y se lo pasan a María y lo que ya habíamos visto que es donde lo sepultan. Curiosamente todo esto a escasos metros, o sea lo sepultaron al lado de donde lo crucificaron (más de alguien debe pensar que majadero este tipo con los comentarios, pero lo que pasa es que estas cosas no pasan a ser más que lugares o cosas que no son nada en comparación a lo que realmente importa que es el mensaje que trajo Jesús… yo no puedo comprobar si él el hijo de Dios, un profeta más o incluso si existió, solo estoy completamente seguro de que lo que Él nos propone en su mensaje y eso creo que finalmente es lo más valioso, da lo mismo si sanó a 2, 3 o ningún paralitico, lo importante es intentar seguir como modelo de vida lo que nos propone y no sólo besar piedras o golpearse el pecho cada domingo) Dejando de lado la lata que les estoy dando y volviendo a lo que les interesa a ustedes, luego de nuestra segunda visita al Santo Sepulcro, volvimos a descansar a la pocilga y en la noche vimos el partido de España con Portugal de la Eurocopa.
El día siguiente no hicimos nada más que planificar lo que se viene a continuación en el viaje. Esto era algo que debimos haber hecho antes (todos esos días de ocio y lluvia en Tailandia), pero que ya no podíamos seguir chuteándolo. Ese día además decidimos como nos íbamos a ir a Egipto y finalmente optamos por irnos por tierra, sin volver a Jordania (si es que lo hacíamos en avión). Fue un día bien latero de ver muchas cosas y que dejamos todo bien encaminado. En la noche vimos la otra semifinal de la Eurocopa y me tomé mi primera y única cerveza en Israel.
La opción que finamente elegimos para ir a Egipto consistía en un tour por el día desde Israel al Cairo para ver las pirámides, el museo, el mercado y volver a Israel. Claramente nosotros queríamos más que eso así que no nos íbamos a devolver, sino que nos quedaríamos en El Cairo (se usa tanto “Cairo” como “El Cairo”, no es como en “La Serena” a la cual muchos siúticos le dicen “Serena”), además el otro tema es que el tour parte desde Eilat. Una ciudad en el sur de Israel que da al Mar Rojo y que esta al lado de las fronteras con Egipto y Jordania (Israel termina al sur en una punta). Bueno para llegar a Eilat tuvimos que irnos en un bus que duró 4 horas y media (bus con AC pero sin asientos reclinables, aunque como gran choreza tenia Wi Fi). Al llegar a la ciudad teníamos que hacer hora, ya que en nuestro tour te pasan a buscar a las 23.30 para pasar la frontera y luego de noche cruzar toda la península del Sinaí y el canal de Suez para a primera hora de la mañana llegar a El Cairo. El problema que teníamos era qué hacer con las mochilas y como dificultad se sumó el tema que era día viernes y comienza el shabatt (día de descanso de los judíos) y todo cerraba temprano (incluido el terminal de buses con su custodia de equipaje). Descartada la opción de dejar las mochilas en el terminal de buses, decidimos pasear con ellas no más. A todo esto en esta ciudad hace mucho calor. Pasamos por el Aeropuerto (esta en la mitad de la ciudad y es más chico que el de Tobalaba) y tampoco había donde dejar las mochilas. Avanzamos y encontramos un mall, por último con aire acondicionado para pasar el calor, pero al querer entrar nos querían hacer abrir las mochilas para revisarlas (solo tenían detector de metales y no scanner), él tipo nos comenzó a hablar en Hebreo y yo le contesté en español que no le entiendo, entonces el tipo nos hablo en español y se puso buena onda, nos dio un dato de un lugar donde nos podían cuidar las mochilas y así poder pasear algo. La cosa donde dejamos las mochilas era un Kiosco y así tuvimos 3 horas libres para poder ir a la playa. En Eilat hay varias playas y hoteles de todo tipo, es un destino bien turístico, además que al lado esta Taba (en Egipto) donde hay casinos (en Israel no hay) y mucha gente va por el rato para allá. La playa que fuimos es más parecida a una playa de lago, con arena gruesa y muchas rocas. Eso si lleno de reposeras y quitasoles, uno al lado del otro, pero gratis (eso creemos porque no vimos a nadie pagar y nosotros tampoco lo hicimos). El agua es muy transparente y refrescante, ideal para el calor que hacia afuera. Mucho tipo jote (algunos con unas pintas terribles), las chiquillas más o menos no más, en general acá las niñas se ven bien entradas en carne. Traté de abrir las aguas del Mar Rojo, pero no me resultó (hay que ser más bacán para eso). Después de la playa, volvimos a recuperar nuestras cosas y por el calor que hacia (estuvimos su buen rato sentado en una plaza) no nos quedo otra que ir donde, a esta altura del viaje yo creo que nuestro amigo, Ronald y su M dorada. Allí con Wi Fi terminamos de comprar las últimas cosas de Europa y dejamos todo el recorrido armado. Finalmente volvimos a la estación de buses y nos pasaron a buscar para ir a Egipto.
Lo que viene a continuación es parte del capitulo de Egipto, el cual todavía no está listo, porque aun estamos acá. Como impresiones de esta parte del viaje, primero tenemos lo increíble que resulta estar en lugares que uno tantas veces escuchó en la vida y ver que existen. Estar en los lugares donde pasaron tantas cosas importantes para nuestra cultura, no deja de maravillar. La gente en general es bien amable y simpática, nos llama la atención la cantidad de gente que habla español, en todas partes había alguien y los vendedores ni hablar, todos se sabían sus frases en español. Lo penca era que cuando comprabas algo la mayoría de los tipo para dar el vuelto casi que te lo tiraban arriba del mesón sin ni siquiera mirarte (nada que ver a como es en Asia donde te lo entregan incluso a dos manos). En cuanto a la situación de acá, si bien no vimos boches, igual siempre está latente el tema de los conflictos tanto por el trato que se ve entre ellos como en el pensamiento que tiene la gente. Creemos que es bien difícil el tema acá de encontrar una solución ya que hay mucha desconfianza y rencor de ambas partes. Eso si creo que lo más justo es que debería existir un estado Palestino soberano y autónomo, con limites y fronteras claras con Israel, el cual también tiene derecho a tener tranquilidad y ser reconocido y respetado por sus vecinos.
Cosas Raras: Lo más raro es sin duda el tema de ver a tanta gente armada en la calle, muchos tipos de militar que van por la calle llevando una metralleta como quien lleva la bolsa del pan. Un tipo con la polola de la mano y en la otra la metralleta. Los tipos arriba del tranvía o del bus con la metralleta (yo creo que duermen y van al WC con la metralleta… mientras no se les apreté el gatillo al limpiarse no hay problema). Lo otro es ver que niños Israelitas hagan colectas de plata en la calle para luchar contra el “terror”, si el terror depende desde que lado uno lo ve. En realidad a mi me da tanto terror ver a los tipos con metralleta, que a niños chicos les tengan metido en la cabeza odio y rencor, que se construya un muro que segrega gente como pensar en que puede aparecer un tipo con un bomba. Volviendo a las cosas raras más amistosas, el comercio con el tema religioso da para todo como el tipo que arrienda una cruz para hacer el Via Crusis, así como la venta de coronas de espinas en otros lados. Banderas chilenas nunca faltan, como las que vimos en Palestina. Finalmente tenemos el taxi limo de Belén (de haber nacido ahora en vez de burro habrían llegado así)
¡Hágalo Por Favor, No Sea Idiota!: Cuando íbamos al tour por la ciudad antigua, ya íbamos avanzados en el camino y me di cuenta de que se me había quedado la cámara de fotos en el hostal y no sólo eso si no que además la había dejado encima de una repisa en el lugar donde se guardan las mochilas. Tuvimos que volver muy rápido. Por suerte la cámara seguía donde mismo y apurando el paso pudimos volver a pillar al grupo un poco antes de que comience el tour.
AVISO: Las opiniones que aparecen en este capítulo del blog, especialmente las que están entre paréntesis, no corresponden necesariamente a la opinión de todos los integrantes del equipo, si no que simplemente son arranques de su escritor.
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