Como nos habíamos quedado en el capitulo anterior, después del parque nacional Taman Negara queríamos ir a las playas, para eso teníamos que pegarnos un largo viaje, el cual hacía escala en Cameron Highlands. Para llegar a ese lugar, primero hicimos 2 horas entre el parque nacional y Jerantut, después de cambios de vehículo, nos fuimos otras tres horas más, del terror, por lo incómodo de la van (tipo liebre escolar) y el camino lleno de curvas (hasta yo me marié, imagínense como iba la Paula). Por fin luego de más de 5 horas, llegamos a Cameron Highland, que es un lugar bien turístico, donde se va a hacer treckings por los cerros, se visita plantaciones de té, entre otras cosas. En realidad nosotros no hicimos nada de eso (ya habíamos visto bastante de todo eso o lo más probable es que lo volvamos a ver en otros lados), sólo pasamos la noche allá para continuar nuestro viaje. Ese día nos quedamos en una pocilga (siempre vamos a hablar de pocilgas aunque muchas no tan así) que estaba bastante bien y para comer fuimos a un restaurante indio (llegamos a ese porque vimos que había mucha gente comiendo, así que no debería ser malo). Pedimos nuestra comida y al lado nuestro había una familia grande, a la cual mirábamos de reojo para ver como era que se comía este tipo de comida y de repente una de las señoras (la Paula dice que era igual a Zoraida de la teleserie brasilera El Clon) le pasa un pedazo de pollo y luego uno de pan (Pollo Tandori y Naan)… eran demasiado ricos, además tenían unas salsas muy buenas. Al ver nuestra (mi) cara de felicidad nos dio un plato casi entero (igual nos dio vergüenza, pero no se podía rechazar comida tan rica). Después llegaron nuestros platos (también muy rico) y al final salí rodando de tanto que comí (una de las mejores comidas hasta el momento, además de barato).
Al día siguiente tomamos otra van (esta iba más vacía y lo asientos se reclinaban) a las 7 AM, la cual después de casi 5 horas nos dejó en el ferry para llegar a Langkawi. El trayecto en barco dura 1 ½ horas, el cual se nos hizo bien corto (lo único malo era que el aire acondicionado estaba al máximo, por lo que era como estar dentro del freezer). Al llegar a Langkawi, tomamos un taxi (íbamos junto a unos canadienses y en el camino el taxista se trató de hacer el vivo y cobrarnos más… lo mandamos a la punta del cerro). Llegamos a Pantai Cenang, la playa donde habíamos visto para quedarnos y comenzó la búsqueda de pocilgas, algo que esta vez no fue tan fácil, ya que había muchas que estaban llenas o bien no eran del gusto de la doña (la que tampoco quería caminar con la mochila). Finalmente me quede yo con las mochilas y la Paula fue a buscar algo que fuese de su agrado, aunque sea por la primera noche. Finalmente encontró una pocilga (que era más cara, pero a ella le acomodaba, así que bien). Lo bueno fue que descubrimos que en la pieza agarraba la señal de Wi-Fi de un café que estaba bajo y fuimos a comer allá para tener la clave y poder usar internet en la pieza.
Al día siguiente la Paula amaneció con un poco de dolor de guata, así que decidimos quedarnos más días en la misma pocilga y no salir a buscar nada nuevo. Ese día no estaba muy lindo, pero era el primer día completo en Langkawi y teníamos que ir a la playa. Casi no nos tocó sol, pero como hace calor, daba un poco lo mismo y yo me bañé. Después se puso feo así que no hicimos mucho, salvo comer (en la noche comimos pizza y también me tomé unas cervezas), Internet, ver tele (la Paula se puso a ver Bella Calamidades, la teleserie que les hablamos en el capitulo anterior) y dormir. El día siguiente no fue muy distinto, ya que el tiempo seguía malo, aunque igual salimos a dar unas vueltas por el pueblo y la playa. Fuimos también a ver unas tiendas duty free (Langkawi es una zona libre de impuestos, aunque esto sólo se nota en los tragos y puchos), pero sólo compramos unos dulces.
A la mañana siguiente, por fin salió el sol. Claramente salimos rápidamente a la playa, arrendamos unas reposeras y tuvimos nuestro día de playa, con lectura, tuto y baño en el mar. Un día de relajo. Lo único malo de la playa es que es poco profunda y no te puedes meter muy adentro, porque hay muchas motos de agua dando vuelta y las zonas de baño no están baño no están marcadas. Ese d[ia a la hora de almuerzo comimos ensalada… que rico, hace tiempo que no comíamos. En la noche fuimos a comer a un restaurante en la playa, bien rico, pero nos querían cobrar de más (ya aprendimos a revisar bien la cuenta).
El día siguiente nos levantamos temprano y arrendamos una moto. Hace muchos años que no manejaba una moto, pero al final es como andar en bicicleta (la moto era un scooter automático, así que la dificultad no era mucha). Claramente al principio iba manejando con los dientes más apretados, pero después me relajé. Arrendar una moto es bien barato, el día completo (24 horas) costaba menos de 5 lucas y la bencina era un chiste ($250 el litro). Ese día aprovechamos de recorrer la isla, primero fuimos a Kuah a comprar los pasajes del ferry para ir a Penang (nuestro próximo destino), almorzamos allá y luego seguimos dando la vuelta a la isla. Pasamos por una playa espectacular, casi sin gente y agua más profunda, muy buena. Después de la playa continuamos el paseo, paramos en algunos lugares para sacar fotos, vimos monos sueltos y llegamos al Langkawi Cable Car, que es un teleférico en el que subes a un cerro de casi 800 metros con una vista a la isla. El teleférico es mucho más moderno que el de Santiago (la media novedad), pero da mucho nervio, ya que como dije es mucho lo que sube y en una parte parece que vas a ir a chocar contra un muro de rocas. Arriba del cerro hay un puente colgante (era uno de los más algo del mundo, pero no me acuerdo que), además de unos miradores. Se siente que estas bien alto. Toda la vista es realmente linda y hace que valga la pena subir por ese teleférico. A parte que justo fuimos cuando era la puesta de sol, así que el paisaje era más bonito todavía. Luego de eso nos volvimos, pero como ya estaba oscureciendo se lleno de bichos, y andando en la moto algunos te pegaban fuerte en el cuerpo, por suerte no nos tragamos ninguno, ni tampoco nos pegaron en los ojos. Después de eso volvimos a nuestro pueblo, comida (la Paula una pizza y yo una hamburguesa que me recordó a una Tip y Tap, pero mucho mas chica) con su merecida cerveza y a dormir, porque al otro día nos toca viaje.
Dejamos Langkawi y nos tomamos el ferry a Georgetown en la isla de Penang, el trayecto en el barco duró casi 3 horas, pero no se nos hicieron terribles. En Penang hay playas y ciudad, nosotros finalmente elegimos quedarnos en la ciudad, porque según los pronósticos del tiempo, la cosa no iba a estar muy bonita y en la ciudad hay más cosas para hacer. Al llegar a Georgetown (que es patrimonio de la humanidad de la UNESCO, tal como los cerros de Valparaíso), enfilamos rumbo a donde habíamos visto que hay varios hostales, cerca de barrio chino en una calle que se llama Love Lane. Repetimos la fórmula de Langkawi y me quedé con las mochilas mientras la Paula fue a ver que hostal pocilgoso le gustaba. Finalmente encontramos uno que fue muy de nuestro agrado, claro que no tan barato, pero estaba muy bien. Luego de descansar un poco y sacarnos el viaje de encima, fuimos a comer y después tuto.
Al día siguiente nos cambiamos de pieza dentro del mismo hotel por una un poco más barata, pero igual buena. Después fuimos a recorrer un poco, paseamos por unas plazas con edificios históricos y luego nos tomamos una micro gratis que recorre el centro. Pasamos a un mall, donde almorzamos y fuimos al súper a comprar cosas. Ese día en la noche para comer fuimos a un Hawker Centre (como un patio de comidas, pero de cosas locales, nada de cadenas internacionales) donde había música en vivo (cantaron de todo) y un ambiente muy entretenido. Sobre todo porque se venía el año nuevo chino, entonces todos estaban bien prendidos. La comida en el lugar no era mala, pero tampoco una maravilla.
Al otro día continuamos recorriendo, fuimos a unos templos chinos, hindúes, a Little india (muy rico el almuerzo, pero quedé pasado ajo como por 3 días) y pasmos a unas mezquitas (para entrar nos tuvimos que poner unas túnicas y las áreas donde rezan las mujeres están separadas de las de los hombres). Bien interesante todo. Después volvimos al mall, porque queríamos ir a ver una película, pero al final no encontramos ninguna (en inglés) que nos tincara. En la noche volvimos a comer al Hawker Centre, pero esta vez estuvo un poco más fome y la elección de la comida peor.
Como les habíamos contado antes, el clima estaba bien raro, pero siempre aparecía algo de sol. Así que en nuestro último día completo en Penang, teníamos que ir a alguna playa y partimos a Batu Feringghi, nos tomamos una micro y luego de casi 1 hora llegamos. La playa es bonita (aunque las de Langkawi eran mejores), hay arboles que dan sombra en algunos lados, así que cerca de éstos nos echamos a leer y dormir. Un día muy relajado, sólo interrumpido por unas pequeñas gotas que caían de vez en cuando y por un pájaro que se hizo en a pierna de la Paula. El lugar para bañarse era rico y estaba bien marcada el área, ya que estaba lleno de motos de aguas y botes con motor. Ese día en la noche fuimos a comer a un restaurante cerca del hotel que estaba bien rico (además de limpio y barato). El tipo que atendía era un chino bueno para la hablar (el tipo no sabía que existía Chile y para variar era de los giles que creen que America es Estados Unidos) y en las paredes podías dejar escrito algo. Lo que pusimos nosotros fue una bandera de Chile y un “Viva Chile Mierda”, el tipo nos preguntó que significaba y después se puso a repetirlo (muy chistoso).
La mañana siguiente, dejamos nuestro hotel y nos fuimos al aeropuerto para tomar el vuelo a Hong Kong. Este día además cumplimos 3 meses viajando. Se ha pasado muy rápido, pero si uno mira atrás todas las cosas que hemos hecho pareciera que son años. A esta altura del viaje comienzan a aparecer los primeros síntomas de cansancio (sí, aunque no lo crean estar de vacaciones viajando todo el rato cansa y mucho). Se extraña estar en la casa, cocinar y comer comida normal (a mi igual me gusta lo que he comido), tu propio baño, no tener que llevar la mochila y cosas así.
Bueno, ese fue nuestro paso por Malasia, un país bien chor, con gente muy amable y con una comida rica. Creo que acá solo nos quedó pendiete la costa este que lamentablemente estaba en época de monzón. Lo que se viene es Hong Kong y el año nuevo lunar, el que va a ser inolvidable. El capitulo de Hong Kong es el próximo que se viene y como todavía estamos acá aun no terminamos de hacerlo, pero espero subirlo a penas salgamos. Sigan nos escribiendo para saber de ustedes.
Cosas Raras: Cunando nos estábamos bañando en Pantai Cenang, aparecieron unos tipos locales (con pantalones y polera dentro del agua) que me pidieron que les saque una foto, después pidieron sacarse una conmigo, luego con la Paula, todos juntos, en fin muchas fotos. Te abrazaban y te decían que éramos sus hermanos (algo así les entendimos)… muy freak, además los tipos eran un poco sucios, pero siempre con una sonrisa y nosotros también.
“¡Hágalo Por Favor! No sea idiota”: Cuando uno esta de viaje siempre se tiene que preocupar de salir con la cámara de fotos. Pero además tiene que tenerla con pila y con espacio en la memoria. Estas cosas nos pasaron en esta etapa del viaje. Por eso que no ha fotos (o no muchas) de todo lo que les hemos contado.
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