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sábado, 18 de agosto de 2012

Italia: Roma, Florencia y Venecia


En este capítulo les vamos a mostrar nuestro paso por Italia, donde, tal como les contamos en el resumen, visitamos las ciudades de Roma, Florencia y Venecia. De la primera podemos decir que lo más atractivo era ir a ver las ruinas del gran Imperio Romano y visitar el Vaticano. En Florencia apreciar el arte renacentista en toda su magnitud (arquitectura, pinturas, esculturas, etc.) y en Venecia maravillarnos con el entorno de una ciudad mágica. Este es un país que hay que venir a ver y dedicarle mucho tiempo, ya que nos quedó mucho por conocer, pero lo que vimos al menos es un buen inicio.

Como recordaran, en el capítulo anterior nos quedamos en que íbamos camino a Roma. El vuelo era de esos que no tienes tu asiento determinado y que te sientas según vas abordando al avión, por lo que mucha gente parece media desesperada por subirse pronto. Claramente el vuelo no incluía nada más que un asiento en el avión y llevar la maleta, si quieres algo más lo pagas adicional, pero eso lo sabíamos de antes, sí finalmente así son las aerolíneas low cost. Llegamos a Roma y la salida del aeropuerto fue bien lenta (tenían la cagada con las maletas de muchos vuelos, nadie sabía bien por donde llegaba la suya y en eso estuvimos mucho rato), nos tomamos un bus que nos dejó en algo así como la estación Los Héroes y allí nos fuimos en metro hasta nuestro destino. El metro de Roma es bien feo, varios carros rayados, hace mucho calor y las escalas mecánicas no funcionan (esto andando con bultos es una lata). Además en comparación a otras ciudades de este continente, la red de metro es súper pobre (tiene sólo dos líneas, aunque pasan relativamente cerca de la mayoría de las atracciones). En Roma no nos quedamos en ninguna pocilga (yupi!!!), en cambio nos recibió Carlos (que es el cura que nos casó y que nos conoce hace muchos años, especialmente a mi desde los scout). Él vive en Roma en la casa de la congregación a la que pertenece y allí nos hospedamos. La casa es muy cómoda y teníamos pieza con baño propio (por segunda vez en el viaje nos bañamos sin chalas en el baño). Luego de dar unas vueltas medios perdidos, Carlos nos pasó a buscar donde nos encontrábamos y así llegamos a la casa. Conversamos un rato (hace tiempo que no nos veíamos), comimos algo y como ya era tarde nos fuimos a dormir.

A la mañana siguiente nos levantamos y salimos a juntarnos con Balón (amigo del colegio mío) que estaba paseando por Europa. Lamentablemente él justo se iba ese día y sólo pudimos juntarnos un rato a tomar desayuno. Que agradable ver caras conocidas, especialmente de amigos, cuando llevas tanto tiempo lejos. Luego del desayuno partimos a ver el famoso Coliseo Romano, el cual es muy grande e imponente. Es increíble estar en un lugar tan antiguo y pensar en todas las cosas que pasaban allí. Después del Coliseo, fuimos al Foro Romano que es donde se encuentran las ruinas de los edificios más importantes del imperio. Templos, salas de reuniones, baños, columnas y arcos conmemorativos. Es muy impresionante ver estas cosas que uno estudió tantas veces en distintas etapas. También en este lugar hay un museo que muestra cosas de está época. En Roma está haciendo mucho calor y es indispensable hidratarse constantemente, lo bacán es que en las calles hay muchas fuentes y llaves con agua corriendo que (al parecer) viene de vertientes milenarias y que es muy helada y refrescante… esto es una de las cosas más buenas de esta ciudad (cosas no tradicionales). Después del Foro pasamos a la plaza Venecia (hay un gran monumento) y posteriormente a la famosa Fontana Di Trevi (muy linda y llena de gente) y volvimos agotadísimos a la casa. Donde conocimos a los otros padres que viven allí y comimos para después iros a dormir. Un primer día romano bien agotador.















El día siguiente estuvo dedicado al Vaticano. Primero fuimos al museo, que es uno de los más grandes del mundo, con colecciones de arte muy diversas, pinturas y esculturas de los artistas más famosos; reliquias de diversas culturas antiguas y muchas cosas más, pero sin duda lo más esperado era ver la Capilla Sixtina. Increíble, es demasiado lindo todo lo que esta allí, es una verdadera obra maestra, lo único malo es que no puedes tomar fotos (los que se pusieron con la última restauración a cambio se quedaron con los derechos de imagen) y hay guardias diciendo todo el rato “No foto”. Igual sacamos algunas (tal como lo hacía la mayoría de la gente). Luego de tan magnifica obra, seguimos recorriendo el museo, vimos otros cuadros y también los autos y carruajes de los Papas (los papamóvil).  La visita al Vaticano continuó con la Plaza San Pedro y la Basílica, donde subimos a la cúpula. La vista de la ciudad es espectacular, ya que no hay edificios altos alrededor y se puede observar casi todas las cosas que hay en Roma. Eso si para llegar hasta arriba hay que subir muchos escalones (y eso que la mitad la hicimos en ascensor). Luego entramos a la Basílica misma donde vimos las tumbas de los pontífices y muchas esculturas donde destaca La Piedad de Miguel Ángel. Luego de eso volvimos a la casa. Llegamos justo a la hora de comer y pudimos compartir con los curitas.



























En ese día había llegado la Ale, que es la hermana chica de Carlos y juntos fuimos a pasear por Roma de noche. Pasamos por el río Tíber y unas hermosas vistas del Vaticano iluminado, pasamos por las plazas Novona y España, fuimos a la Fontana de Trevi (esta vez tiramos una moneda y se supone que al hacerlo uno volverá a Roma), vimos el Panteón y lo mejor de todo, nos tomamos unos deliciosos helados. La vista de la ciudad de noche es maravillosa, es como en la películas.










Al día siguiente, era nuestro último día en Roma completo y fuimos a recorrer cosas que nos quedaban pendientes. Lo primero fue ir a la Basílica de San Pablo donde está enterrado el apóstol y además se encuentran algunas reliquias como las cadenas con que fue amarrado. Luego seguimos con las iglesias: fuimos a San Juan de Letrán, que es la catedral de Roma; a Santa María Mayor y Santa María de los Mártires (vimos un matrimonio). Todas muy lindas y cada una con sus distintas gracias. También almorzamos unas ricas pizzas y pasamos a ver el Panteón  (unos gringos que pasaron por allí me preguntaron que era y me dijeron si es que era un teatro o daban películas… muy cultos ellos) que era un templo romano que fue convertido en iglesia, donde lo mas llamativo el la cúpula que es enorme y muy antigua (un súper avance arquitectónico para la época). Paseamos por la plaza Novona y volvimos a tomar helado donde mismo (eran demasiado ricos). Pasamos por el castillo de San Ángelo (no pudimos entrar porque estaba cerrado), lo mismo con la Plaza San Pedro (nos había faltado ver un par de cosas el día anterior) y volvimos a la casa a comer y despedirnos de los padres, ya que al día siguiente nosotros salíamos temprano.





















Al otro día nos levantamos muy temprano y Carlos nos fue a dejar al metro. Lo pasamos muy bien en Roma y nos sentimos muy a gusto compartiendo en la casa, sin duda que esperamos volver… ojalá que pronto. En realidad que quedamos muy agradecidos por la hospitalidad que nos dieron… bueno volviendo al viaje. Ese día nos tomamos el tren a Florencia (es moderno y súper rápido, un agrado de viajar así), pero no vimos mucho del camino porque nos quedamos dormidos. Al llegar a Florencia fuimos a la pocilga, pero como aun era temprano (era algo así como las 10 AM), todavía las piezas no estaban disponibles, así que tuvimos que salir a pasear. Pasamos por el palacio Medici Riccardi, las iglesias de San Marco y la Anunciación, para continuar con el Museo de la Academia, donde además de haber una cola larguísima, estaba una de las esculturas más famosas del mundo como es el David de Miguel Ángel (una verdadera obra maestra), nuevamente no se podía sacar fotos, pero lo hicimos igual (tal como lo hacían todos). Luego vuelta a la pocilga a tomar nuestra pieza (está bien buena la pocilga), un rato de internet, comer y a dormir.








En el segundo día en Florencia, fuimos a recorrer un poco más las calles de la ciudad, que es una de las que más nos ha gustado. Así pasamos por la antigua iglesia de Santa María Novella, plazas, palacios, el borde del río Arno y fuimos al baptisterio de la catedral de la ciudad, el Duomo de Florencia, llamada Santa María de las Flores. Después de almuerzo subimos a la cúpula del Duomo (más de 460 escalones, además que es muy lindo por dentro y vimos los frescos y vitrales de cerca) y contemplamos la hermosa vista de la ciudad (a la iglesia misma no pudimos entrar porque ya era muy tarde). Después de eso seguimos con el paseo y fuimos a la plaza de la Señoría donde se encuentra el Palacio Viejo (antigua residencia de los gobernantes de la ciudad) y además hay muchas esculturas de tipos muy famosos como por ejemplo Donatello y una copia del David (originalmente se encontraba aquí antes de ser trasladado al Museo de la Academia). Entramos al palacio (que es un hermoso museo) y subimos a la torre de Arnolfo (la torre del palacio y que tiene más de 400 escalones) con otras vistas de la ciudad (aunque es mejor las de la catedral). Luego de eso pasamos a comer y nos fuimos agotadísimos a dormir. Este día podríamos llamarlo el de los 1000 escalones (entre la cúpula, la torre y el museo).






















Al otro día nos levantamos temprano para ir a Pisa que se encuentra a un poco más de una hora en tren. Claramente lo que íbamos a ver era la catedral y sobre todo la torre del campanario, la famosa torre inclinada de Pisa. Lo primero que hicimos en ese lugar fue entrar a la iglesia misma (linda, con muchas esculturas frescos y cosas así), luego la clásica sesión de fotos (afirmando la torre), después la subimos (es con hora, pero no tuvimos problemas con la entrada, cuando la fuimos a comprar había entrada para 20 minutos más, pero preferimos dejarnos más tiempo y así poder ir a visitar primero la iglesia por dentro). La torre está súper inclinada y se siente mucho cuando subes los escalones (casi 300 escalones), porque te vas para el lado. Luego de eso entramos al baptisterio, que es muy lindo y vuelta a la estación de trenes donde almorzamos y nos devolvimos a Florencia. Ya allí, fuimos al Puente Viejo (vimos una carrera de botes a remo), entramos al Palacio Pitti (donde vivían los Medici en su apogeo y que es un museo), pasmos por la iglesia de la Santa Cruz y volvimos a la pocilga a comer (unos ricos ñoquis) para después ir a dormir.
























Al otro día en la mañana hicimos el check out y partimos a la Galería de los Oficios (que es el otro museo de los imperdibles de Florencia, pinturas de muchos artistas conocidos como Rafael, Leonardo, el Veronés, Tintoretto, entre muchos otros) y a la galería Borgello (muchas esculturas). Luego entramos a la catedral y a la Basílica de San Lorenzo con las Capillas Mediceas (hay una parte hecha completa por Miguel Ángel). Podemos decir que en Florencia vimos a todas la Tortugas Ninjas, sólo faltó el maestro Splinter. Esta ciudad hay que venir a verla si o si cuando uno anda por estos lados. Lo único malo es que hay muchos turistas y algunas cosas están muy llenas.



En la tarde nos tomamos el tren a Venecia y llegamos ya oscureciendo. Es como en las películas, muy lindo, lleno de canales, puentes y pequeños callejones (yo le decía a la Paula que era como Varanasi, pero sin caca de vaca, ni tanta basura). Llegamos a la pocilga, dejamos las cosas y fuimos a comer. El tipo del hostal (tenemos pieza solos, pero no tiene AC y hace mucho calor) nos dijo que había un evento de beneficencia con música en vivo, comida y todo eso en una plaza. Partimos para allá y disfrutamos de todo esto.




Al día siguiente nos fuimos a recorrer las calles de la ciudad y llegamos a la famosa plaza de San Marcos (la típica de las películas, eso si no habían tantas palomas). Allí entramos a la iglesia, es diferente a lo que veníamos viendo y muy linda. Luego subimos a la torre (es con ascensor) y tuvimos una linda vista del día despejado en Venecia. Luego fuimos al Palacio Ducal (para entrar compramos la Venice Card, que era más barata que el descuento que nos hacían, así que se pagó de una, eso si es sólo para menores de 30… alcanzamos justo). Aquí también pasamos por el Puente de los Suspiros. A la vuelta a la pocilga pasamos por unas iglesias donde tocaban música clásica y anduvimos en góndola (cruzamos un canal, sólo unos minutos).  En la noche volvimos a comer a la Benéfica San Giacomo (la misma de ayer, aunque la música en vivo más aburrida).















La mañana que siguió, fuimos primero a museo de la Academia (bueno, pero nos gustó más los de Florencia) y después a la colección de Peggy Guggenheim (pintura contemporánea, como Miró, Dalí y Picasso). Luego de los museos, nos tomamos un ferry y fuimos a la isla de Murano, donde recorrimos sus calles, pasamos al museo del Vidrio (lindas cosas de distintos tipos de vidrio y de cristal), entramos a la iglesia (nada especial) y volvimos a Venecia. En la noche para comer fuimos a una trattoria que nos recomendaron en la pocilga (muy buena, la Paula se comió uno ricos fetuccinis y yo unos ñoquis con pesto) y después unos ricos helados (son mejores los de Roma eso si).







Nos levantamos temprano, porque teníamos que hacer el check out y porque queríamos ir a dar una vuelta en góndola como corresponde (una más larga), pero esto último no lo podíamos hacer porque no nos alcanzó el tiempo y porque teníamos que sacar plata (en Italia el tema de los cajeros automáticos nunca fue muy fácil y además que todos nos quedaban bastante lejos). No nos quedó otra que conformarnos con lo que ya habíamos hecho y para la próxima visita dar el paseo más largo con el tipo cantándote. Lo que siguió fue ir al aeropuerto a tomar el vuelo a Berlín. El terminal estaba totalmente colapsado, filas largas y toda la gente atrasada y corriendo. Menos mal que no hicimos lo de la góndola y llegamos con mucho tiempo (como3 horas antes) ya que si no perdíamos el vuelo.

Hasta aquí llega este capitulo del blog. En el próximo viene la parte del viaje por Berlín, Praga y Ámsterdam. Como resumen podemos decir que Italia nos gustó mucho, a pesar del calor. Las calles son muy lindas, la gente es amable, la comida deliciosa y hay muchas cosas interesantes para ver. Finalmente volver a agradecer a Carlos por recibirnos tan bien en Roma (volveremos).

Cosas Raras: Las calles del centro de Roma son en algunas partes muy estrechas, por esto, aquí es muy común ver autos que parecen sacapuntas (citycar), pero esto incluso llega al transporte público donde se ven mini micros… si bien el italiano se entiende bastante, es divertido encontrarse con cosas que significan algo distinto, como este buzón “poste”… Así como les contamos que el metro era feo y rayado, estas cosas llegan aun más lejos, donde ni las iglesias se salvan, para una muestra, un pasillo en la catedral de Florencia. Da pena ver algo así, que no haya respeto, esto no lo vimos en templos de otras religiones.



¡Hágalo Por Favor, No sea Idiota!: Para entrar al Coliseo, tuvimos que hacer una larga cola de casi 1 hora y cuando estábamos llegando a la boletería, me doy cuenta de que no me alcanza la plata para pagar la entrada y tuve que ir a buscar un cajero automático. Para mi fortuna, no había ninguno cerca y los dos primeros que encontré estaban fuera de servicio, el tercero no me quiso dar plata y finalmente en el cuarto logre sacar algo (me demoré como 45 minutos en este verdadero raid por Roma). Así que antes de ir a algún y hacer las largas filas, revisen que tengan plata para pagar la entrada, no sean giles.


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