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sábado, 18 de agosto de 2012

Alemania, Rep. Checa y Holanda: Las Capitales


Aviso: Hace poco subimos tambien el capítulo de Italia, asi es que no lo has leido, hazlo antes de ver éste.

En el presente capítulo compartiremos las aventuras que tuvimos en las capitales de Alemania, República Checa y Holanda (o Países Bajos), o sea en Berlín, Praga y Ámsterdam. Las tres ciudades son muy distintas entre si y han sido testigos de diversos hechos importantes, sobre todo en la historia reciente. Berlín es una ciudad que ha tenido muchos cambios, que alguna vez fue casi totalmente destruida, luego dividida, para finalmente ser lo que es ahora. Praga es una pequeña ciudad que aun muestra en la arquitectura de sus calles un pasado esplendoroso y glamoroso como capital de un Imperio Austro Húngaro (una de las tantas que tuvo, ya que cada rey la podía cambiar según lo que más le guste). Ámsterdam, con sus canales, hermosas casas y una cultura muy liberal, tiene un encanto muy particular. Prepárense porque este capítulo se viene largo.

El vuelo a Berlín, para variar lo dormimos casi entero. La línea aérea estaba muy bien (Air Berlín), nos dieron un snack y un corazón de chocolate al bajar del avión (será porque nos portamos bien). Para ir a la ciudad compramos una tarjeta de transporte que se llama Welcome Berlín con la que puedes andar en todo el transporte público y además  viene con muchos descuentos (uno compra la cantidad de horas de duración, nosotros compramos por 72). El primer día en Berlín, fuimos a instalarnos en la pocilga que se encuentra en el barrio de Prenzlauer Berg en Berlín del Este (el que era comunista y malo o democrático y justo, según la opinión de cada uno… la mía yo creo que todos la conocen). El lugar donde se encuentra la pocilga es un barrio bien bohemio, lleno de restaurantes y pubs, pero es además muy tranquilo. El único paseo que hicimos en ese día fue ir a ver la famosa Puerta de Brandenburgo de noche y la plaza de Potsdamer (donde vimos unos restos del muro que dividió a los habitantes de esta ciudad por un poco menos de 40 años).



En el primer día completo fuimos a Alexanderplatz (una plaza) en Berlín del este, antiguo lugar de reunión de la gente de este lado de la ciudad, donde se podía ir al cine y se encuentra el reloj mundial, el cual muestra la hora de todos los rincones del mundo (incluido Chile). Además allí está la Gran torre de televisión, que era el edificio más alto de la ciudad y una muestra de lo grandiosa que la Alemania zurda decía ser. Lo chistoso es que en el gran globo plateado que tiene con el sol se forma una cruz, entonces los del otro lado decían que en la Alemania comunista tenían la cruz más visible de la ciudad (la venganza del papa). La torre hoy en día es todo un emblema de Berlín y cuenta con un mirador donde se ve gran parte de la ciudad.  Después paseamos por el centro, vimos muchos edificios lindos, visitamos la catedral (es Luterana) y fuimos al monumento y museo de las victimas judías de Europa en la II Guerra Mundial. Es sobrecogedor ver eso y darse cuenta del nivel de maldad que puede llegar el ser humano y sin ninguna razón de peso, sólo por ser diferente. Lo que si me llamó mucho la atención es que en la guerra se dice que murieron 50 millones de personas de los cuales entre 5 y 6 millones corresponden a judíos donde su gran mayoría se concentran en Polonia (probablemente el país que peor suerte tuvo durante el conflicto) y Rusia. Ese día a la hora de almuerzo probé uno de las comidas típicas de Berlín  que es el Currywrust, el cual consiste en una salchicha picada con una salsa de tomate con curry (levemente picante) y papas fritas, para comerlo hay que hacerlo con un tenedor de madera.















Al otro día en a mañana fuimos a visitar la Galería del Lado Este que es donde se encuentra el pedazo del muro de Berlín más largo aun en pie y que es una galería de arte donde artistas de distintos lugares del mundo han plasmado sus mensajes de paz y protesta ante los abusos de los totalitarismos. Viendo estos lugares uno no deja de pensar en como fueron esos años en que unos vivían separados de los otros, aislados para no contagiarse (el muro se levanto diciendo que era una barrera antifascista… que ridiculez), aunque los que los que no estaban encerrados, lo único que querían era entrar al interior del muro donde se supone que se respiraba mayor libertad que en el exterior. Luego fuimos a dar una vuelta por Berlín del Oeste y visitamos la antigua iglesia Memorial del Káiser Guillermo que fue devastada en los bombardeos de la II Guerra (sólo queda parte de la torre del campanario y el resto es una estructura nueva muy fea). Lo malo es que están restaurando la torre y no la pudimos ver. Recorrimos un poco unos parques y luego volvimos al centro donde visitamos el Check Point Charlie (donde se cruzaba desde el Berlín controlado por EEUU al de los rusos) y vimos restos del muro conservados en estado natural (sin rayados ni cosas raras) y fuimos al museo del terror, donde se ven todos los acontecimientos que hicieron aparecer el nazismo en Alemania, eso si algo que particularmente me llamó un poco la atención la poca relevancia que le dan al hecho de haber perdido la primera guerra y al poco conciliador Pacto de Versalles (que dejó a Alemania como la mona). Lo otro es que con todo el tema de la división post guerra, los reconocimientos y reparaciones (económicas o morales) solo eran para los del mismo bando, o sea los comunistas solo consideraban como victimas de lo que paso en la guerra a los suyos y los del otro lado a los que no fuesen comunistas (estupideces que sólo se dan cuando las cosas se polarizan y se olvidan las cosas en común y se concentran el las diferencias). Pero lo más impactante es ver como finalmente todos los totalitarismos son lo mismo y se sustentan de igual forma, solo varían algunos matices como quien es el “cuco” o el mal al que hay que combatir. Nazismo y comunismo se parecen demasiado en como llevan a cobo sus propósitos: eliminar a todos aquel que los opaca o piensa distinto, mucha propaganda engañosa y lo más importante el culto a la imagen del líder, es muy parecido ver lo que se pensaba de Hitler en esos años, donde la propaganda lo muestra como un padre de la patria, protector y ver la propaganda que existe hasta el día de hoy de lideres en los países comunistas (caso más cercano el de un tipo envuelto en una bandera en la Plaza de la Constitución). Me llama profundamente la atención como es que dos corrientes nefastas en la historia humana, que han causado millones de muertes en el mundo, sólo una de ellas este proscrita y sea considerada horrible, mientras la otra goza de gran impunidad y aun vemos a viejos pelotudos y niñas jóvenes defendiendo y peor aun añorando un pasado terrible sin ninguna libertad y lleno de represión, donde los únicos que gozaban de privilegios eran los camaradas del partido y donde todos tenían que hace lo que unos pocos decidían (lo mismo corre para los que echan de menos al general)… ya me estoy nuevamente alargando demasiado y probablemente mis puntos no se entienden bien (y más de alguno se debe estar poniendo incomodo) así que hasta acá dejamos el análisis,  o al menos por ahora. Luego de eso seguimos paseando, pasamos por el lugar donde estaba el bunker donde se supone que murió Hitler (se supone porque nunca se comprobó), fuimos nuevamente a la Puerta de Brandenburgo (ahora de día) y pasamos por el parlamento (ese día estaba cerrado). Finalizamos el día con una ida al Sony Center a ver una película chistosa. Nuevamente nos pasó que al estar sentados en la sala viendo una película se nos olvido totalmente donde estábamos, y no nos vinimos a acordar hasta que prendieron la luz y oímos a la gente hablar alemán.









Para el día siguiente teníamos programado lo más fuerte de la visita a esta ciudad y esto era ir al campo de concentración de Sachsenhausen, lugar construido por los nazis donde fueron asesinadas más de 30.000 (se habla de hasta 100.000) y que al finalizar la guerra fue utilizado como centro de detención y tortura por parte de los rusos, donde fueron asesinados otros 12.500 (ven que se parecen), para después pasar a ser un monumento de las victimas del nazismo (de los países comunistas). Lo del campo de detención ruso se mantuvo oculto (entre ellos, por ese viejo que muchos de los que dicen defender los DDHH le abrieron la puertas de nuestro país, casi que como héroe, para que venga a morir en Chile…) hasta que se unificó Alemania. Es sobrecogedor estar en un lugar así, el nudo en la guata no te lo quita nadie. Pensar que mucha gente paso por allí sus últimos momentos, sufriendo lo indescriptible, es demasiado fuerte. En realidad no vamos a seguir contando más del tema, pero tal como dijimos en Camboya es importante conocer y visitar estos lugares, pues solo así podemos crear la conciencia de que estas cosas no pueden volver a pasar, pero también es importante contar la historia completa y ojalá desde más de un punto de vista.









A la vuelta a Berlín fuimos a ver el ángel dorado de la Columna de la Victoria (el que sale en el video de Stay deU2) y subimos a él donde vimos el parque y algo de la ciudad. De vuelta en el barrio de la pocilga, pasamos a comer a un restaurante de hamburguesas que nos había estado llamando desde el primer día y no defraudo para nada, además de para ser Alemania era barato (el lugar se llamaba Kreutburger, casi como Don Francisco).





A la mañana siguiente nos levantamos temprano para ir a tomarnos el tren que no llevaría a Praga y nos dimos cuenta que se nos había olvidado comprar el magneto (si alguien va a Berlín o a Alemania, por favor cómprenos un magneto de preferencia de metal donde diga Alemania o la bandera o que sea bonito… esto es muy tonto pero no clasifico como el “no sea idiota”). El tren a Praga dura como 5 horas y el camino es muy lindo (lo poco que vimos porque para variar lo dormimos casi entero). Llegamos a Praga y el día estaba feo (en Berlín nos toco sol, pero con mucho viento, así que no hacia mucho calor, era como día de primavera), fuimos a la pocilga, almorzamos algo y más tarde salimos a dar una vuelta. Paseamos por la Plaza Wenceslao, las calles del centro (vimos como filmaban una película) y llegamos a la Plaza de la Ciudad Vieja que es como la plaza de armas y en ella se encuentra una de las tres cosas imperdibles de una visita a Praga, el reloj astronómico (las otras son el puente de Carlos y el castillo). En las calles también pudimos ver muchas cosas de comida distintas (muy ricas) y acá también se destaca por su cerveza. De hecho en Rep. Checa se encuentra el pueblo de Pilsen (pendiente para otro viaje). A todo esto la pocilga no está mal, aunque es un poco ruidosa. En Praga hay muchísimos turistas y gran parte e ellos jóvenes carreteros que van a puro destruirse (ya no andamos en esa, estamos muy viejos).





A día siguiente tomamos uno de los tour gratis (como el que habíamos tomado en Jerusalén) y recorrimos el centro de la ciudad (algunos lugares los habíamos visto el día anterior como el reloj astronómico, aunque ahora nos lo explicaron bien y la Plaza Wenceslao). El guía que era un argentino de ascendencia checa, nos conto parte de la historia del país, de los reyes, imperios,  muchas cosas choras y otras no tanto como las ocupaciones nazi y después de los comunistas. Bueno Praga era la capital del reino de Bohemia, así que con eso ya les digo bastante de como es el lugar. El tour estuvo muy choro, pasamos por el teatro (aquí fue donde Mozart estrenó Don Giovanni), el antiguo barrio judío, donde esta todo el mito del Golem (un monstruo gigante judío) y el lugar donde vivió Kafka (sin dudas el autor checo más reconocido a nivel mundial). Lo triste es que los textos de Kafka estuvieron prohibidos durante muchos años en el país, con los nazis por ser judío y con los comunistas por considerarlo burgués (ve que se parecen, sólo cambia el enemigo). Como en el tour lo pasamos tan bien (conocimos a un grupo de chilenos que andaba pasando las vacaciones) decidimos seguir con otros tours que eran pagados, el primero era el de la visita al castillo y el segundo (el más bacán) era el de la cerveza, en el cual te llevan por distintas cervecerías locales probando tan maravilloso elixir.




Pero como dicen por ahí, uno propone y Dios dispone. Cuando íbamos en el tranvía para el castillo, al momento de bajarnos la Paula se da cuenta que su banano esta abierto y que no están su pasaporte, tarjetas de crédito y el IPod Touch. Nos carteriaron al más puro estilo Paseo Ahumada y viajando quedarse sin pasaporte es grave, sobretodo cuando tienes vuelo al día siguiente… Que lata, recorrimos mil lugares mucho más peligrosos y más llenos de gente y nunca nos pasó nada, pero justo en una ciudad tranquila, con bajas tasas de criminalidad nos viene a pasar esto (igual hay responsabilidad nuestra al relajarnos). Claramente nos tuvimos que bajar del tour y comenzar a hacer todo los trámites pertinentes. Mientras la Paula iba a la policía a hacer la denuncia (por suerte había una niña que hablaba inglés y además que la comisaria estaba justo en frente de la pocilga), yo llamaba a Chile para bloquear las tarjetas y trataba de contactarme con la embajada, pero esta ya estaba cerrada. Tratamos de hablar con todo aquel que nos pudiese ayudar con esto y una vez que hicimos todo lo que teníamos que hacer (denuncias y bloqueos) no nos quedó más que resignarnos a que lo más probable es que nos íbamos a quedar parados allí. Todo este incidente nos consumió la tarde completa (y las ganas) y además perdimos el tour de la cerveza (ahora yo era el más triste). En la noche igual salimos a dar una vuelta y fuimos al Puente de Carlos (uno de los reyes-emperadores), que es muy lindo y vimos el castillo de lejos (es como el de Disney).



A  día siguiente a las 5 de la tarde teníamos nuestro vuelo a Ámsterdam y no sabíamos que iba a pasar con él (además teníamos contratado el hotel, nótese que dije hotel y no pocilga, porque en Ámsterdam nos íbamos a quedar en algo de verdad no en un hostal compartido). Así que a primera hora de la mañana estábamos esperando a que abran la embajada para ver que podíamos hacer. Gracias a los contactos en Chile, hasta con el embajador hablamos y nos fue muy bien ya que a la Paula le pudieron dar un pasaporte nuevo (claro que es uno manual, como los antiguos, no tiene banda magnética y está escrito a mano con una foto pegada… muy picante, pero sirve que finalmente es lo relevante). Claramente con esto nos volvió el alma al cuerpo y  pasaba a segundo plano lo que habíamos perdido (el IPod, los tours, los timbres de los países visitados en el pasaporte y otro papeles de recuerdos). En realidad que en la embajada fueron muy atentos con nosotros y se portaron muy bien. También agradecer a todos los que se movieron por distintas vías para ayudarnos en ese momento tan latero, especialmente al Cote. Bueno una vez solucionado el tema del pasaporte fuimos a ver si nos devolvían algo de plata por los tour y con uno cagamos (el del castillo) y con el otro lo que tuvimos que hacer fue revender los ticket a otras personas ya que los de la agencia no devolvían plata (CTM-HDP). Así recuperamos algo de lo perdido. Comimos algo (comí jamón Praga de verdad) y nos fuimos al aeropuerto.

Llegamos a Holanda sin problemas (igual le miraron raro el pasaporte a la Paula… al final huevean más las niñas de los counters de las aerolíneas que la gente de inmigración) y para ir a la ciudad nos tomamos el tren, eso si el viejo que nos vendió el ticket nos mandó al anden equivocado y terminamos en otro lado nada que ver, gracias al GPS del IPad caché que nos estábamos yendo para otro lado (no fuimos los únicos que les pasó esto). Luego de este paseo llegamos al hotel es un NH, donde la pieza es grande, con tv, frigo bar, hervidor, wi-fi (en el lobby) y nuevamente nos pudimos bañar sin chalas. Ya había oscurecido y el día estaba bien feo, así que solo salimos a dar un pequeña vuelta por las cercanías, comimos algo y a dormir (vimos la ceremonia de inauguración de los JJOO). En esta vuelta lo que inmediatamente nos llamó la atenciones el olor a pito que se siente en las calles (a todos esos que llenan Facebook con mensajes de legalización de la marihuana, deberían venir a vivir acá y ser felices).

A la mañana siguiente fuimos a visitar la casa de Ana Frank donde ella escribió el famoso diario. Es muy triste y nuevamente conmovedor encontrarse con algo así. Viviendo escondidos como ratas durante años y lamentablemente haber sido encontrados y con el final que todos conocemos. La casa hoy en día es un museo y se muestra como eran las cosas en aquellos años y hay exposiciones de diversos temas. Luego de eso pasamos por una plaza donde nos regalaron unas bebidas (coca zero, nada raro) y vimos un show callejero de un tipo que se desencadenaba y otro que hacia burbujas de jabón gigantes (la lata para éste es que los pendejos se ponían a reventarlas incluso antes de que las terminase de hacer). Hicimos una breve pasada por el bario rojo (era de día, pero igual habían algunas vitrinas con productos). Luego pasamos a una feria de las pulgas donde vendían varias cosas choras, como ropa, vinilos y otras chucherías. También vimos la casa de Rembrandt, pero no entramos (estamos algo chatos de los museos y hay otros que son más importantes y tenemos que guardar ganas para ellos). Como habíamos dicho antes, el tiempo no estaba muy bueno y se nos largó a llover. En la noche salimos a dar una vuelta por el barrio rojo y ahora si que habían muchas vitrinas con mercadería y se puede ver que hay para todo los gustos, desde producción local, pasando por nórdicas, eslavas, africanas, asiáticas y latinas. También hay sección de candados chinos y de extra grasa… en fin hay para todos los gustos (aunque debo decir que la gran mayoría estaban bastante saludables). Eso si acá no se puede tomar fotos y son bien fregados con eso, así que mejor no arriesgarse. En el barrio rojo además de las vitrinas con mujeres hay muchos shows eróticos (y porno también), pero no entramos (caros y nada va a superar al show de ping pong de Tailandia). A lo que sí fuimos fue al museo del sexo… malísimo una perdida de plata, lo único chistoso eran unos dibujos animados. Luego de eso volvimos a la pocilga, hablamos con Chile y nos fuimos a dormir.











Al otro día primero fuimos al museo de Van Gogh donde vimos algunas de sus grandes obras (como el autorretrato y los girasoles) y como fue cambiando el estilo y los temas a lo largo de su corta carrera como pintor antes de morir. Muy bonito. Después de eso fuimos a hacer la Heineken Experience, en la cual pasas por todo el proceso de como hacen la cerveza, degustas, ves la historia de la marca, los comerciales, tomas cerveza, te enseñan a servirla y en una pieza te hacen un recorrido 4D donde vives todo el proceso hasta que te embotellan (muy choro, aunque si fue una montaña rusa sería más bacán), Aquí obtuve mi nuevo título con servidor de cervezas (tengo hasta diploma) y finalmente nos regalaron unos anteojos de sol. Lo pasamos muy bien y yo tomé lo mío y lo de la Paula, así que mejor aún. Después pasamos por el mercado de las flores y visitamos tiendas de quesos donde degustamos muchas cosas ricas. La lluvia volvió y algo de frío también, así que después sólo salimos a comer y a dormir porque al día siguiente teníamos que salir temprano para irnos a Londres.










A la mañana siguiente nos levantamos muy temprano y nos fuimos al aeropuerto, esta vez no nos perdimos en el camino así que llegamos sin problemas. En lo único que nos demoramos fue en el counter de la línea aérea con el pasaporte de la Paula. Bueno, lo que sigue es Londres y eso ya es parte del próximo capitulo donde les contaremos lo que nos pasó en Londres y Paris.

Como resumen podemos decir que Alemania nos gustó bastante, esperábamos algo más frío y que todo funcionase y estuviese perfecto y no fue tan así. Nos habría gustado recorrer un poco más (sobre todo la zona de Bavaria). En Praga quedamos con la bala pasada debido al incidente, pero eso no quita que a ciudad es preciosa y que vamos  tener que volver a ver lo que nos faltó. Finalmente Ámsterdam también nos gustó muchísimo (incluso como para vivir), la ciudad es muy linda y por el mal clima nos quedó pendiente lo de los paseos en bicicleta.

Cosas Raras: Uno puede pensar que en Europa íbamos a encontrar menos cosas raras, pero al final ha sido una sorpresa y por lo menos en estos países vimos muchas como: Este vendedor de hotdogs en Berlín lleva todo el trabajo sobre sus hombros… Cunado fuimos a la catedral de Berlín nos encontramos con que los asientos eran numerados… Una cosa muy chora era que en Berlín los monos del semáforo eran diferentes a los típicos y usaban sombrero, al parecer son toda una institución local, ya que vendían todo tipo de cosas de ellos, como llaveros, poleras, dulces e incluso fideos... Una forma fácil de llevar a todos los niños a la plaza sería usando el coche de la foto… También tenemos las bicicletas comunitarias, aunque en Ámsterdam encontramos la versión 2.0 ya que tenía una mesa donde los tipos tomaban y comían… Pintas raras hemos visto en todo el viaje, pero estas niñas arcoíris, seguro que van dentro de las más extrañas… El tema de la legalización de algunas drogas en Holanda llega al punto de encontrarnos con unos dulces que muchos quisieran tener…Para finalizar, es común ver en los baños de hombres chicles, colillas de cigarro, o las típicas bolitas desinfectantes, pero dejar los anteojos allí.





¡Hágalo Por Favor, No sea Idiota!: Siempre después de que pasan las cosas malas uno se pone a analizar los hechos y se da cuenta de algunas cosas que en su momento parecían lógicas, pero que en verdad son muy idiotas y en el incidente de Praga tenemos un claro ejemplo de esto. Por la lluvia, para cuidar los pasaportes  los metíamos en una bolsita (tipo ziploc) y muchas veces aprovechábamos esa misma bolsita para dejar otras cosas de valor como tarjetas de crédito y cosas así. Pero si uno lo piensa bien es una estupidez, porque estas metiendo todas tus cosas valiosas en un solo lugar, solo le falta la rosa para ser un regalo para un carterista que sólo sacando esa bolsa se lleva todo de una en un solo movimiento. Así que como es conocido por todos (pero a nosotros se nos olvido), no hay que poner todos los huevos en el mismo canasto.

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