omo les habíamos contado, luego de un viaje de casi 14 horas, llegamos a Hue. Ciudad que se encuentra en el medio de Vietnam y que fue su antigua capital imperial. El bus nos dejo tipo 8 de la mañana en un lugar que no teníamos idea donde era. Nuevamente sufrimos la invasión de tipos ofreciendo hotel, luego de ver algunos y ubicarnos en el mapa, elegimos uno (no era ninguno de los que nos ofrecían, sino que uno que estaba al lado, pero igual nos llevaron gratis). La pocilga donde nos quedamos era una pieza enorme, con tv, refrigerador, un mini living, baño con tina, terraza, ascensor para subir las cosas y limpio. Todo por el precio módico de 6 lucas chilenas. Como estábamos cansados por el viaje, aprovechamos de descansar. Ese día la única actividad que hicimos fue ir a un mercado que como todos los que hemos visto, se vende de todo.
Para el día siguiente contratamos un city tour que primero nos llevó a la Citadel, que es la ciudad imperial de Vietnam, algo así como la ciudad prohibida de Beijín, pero en vez de chinos es de vietnamitas. En la ciudad, los edificios que aun se mantienen en pie (gran parte de la Citadel fue bombardeada durante la guerra) son bien bonitos. El tour siguió con la visita a una casa antigua y su jardín (no mucha gracia), una pagoda (bien chora) y después de almuerzo pasamos a visitar las tumbas de tres de los emperadores, con distintos estilos entre ellas, con jardines, estatuas, pinturas, bien bonitas. Además pasamos por una aldea donde vimos como hacían los palos de incienso (acá como la mayor parte de la gente es budista, se usan mucho). Para finalizar el paseo, nos tomamos bote dragón (tenia unos dragones) para volver al centro de la ciudad a través del río Perfume. Lo único malo del día fue que la Paula se sentía un poco agripada, pero sin fiebre.
Aprovechando que el hotel estaba bueno y barato, decidimos que la Paula se quedase haciendo reposo, así que ese día solo salimos a almorzar y en la noche fui a comer solo (ya hacia frío así que la Paula se quedó guardada). Lo bueno de esto es que sirvió el día de descanso, porque a la mañana siguiente se sentía muchísimo mejor. Ese día, seguimos con nuestro itinerario e hicimos un tour para ir a ver lugares de la guerra de Vietnam (o Antiamericana, entiéndase por americanos a los gringos y no a todo el resto, que barsas son los estadounidenses de adueñarse de ser “americanos”). El trayecto era largo y los lugares a recorrer eran varios, así que la cosa empezaba bien temprano (nos pasaron a buscar a las 6.15 AM) y volvimos tipo 6 de la tarde. Los lugares que visitamos fueron una base que fue de los gringos, que se llamaba Khe Sanh, con helicópteros, tanques, bombas, un avión y un museo (en el museo había armas, uniformes y fotos de la época que mostraban a los “americanos” para la cagada). Pasamos a ver la Ho Chi Minh trail, que era la ruta que usaban los norvietnamitas para transportar materiales y suministros de guerra. Luego el Rockpile, que era un cerro donde los estadounidenses tenían unos puestos de vigilancia (la gracia es que era en la punta de un cerro que se llegaba sólo por helicóptero). Vimos los efectos de los químicos lanzados por los gringos en la selva (se notan partes desforestadas o que la vegetación es distinta al resto). Cruzamos el río Ben Hai (que era la frontera entre Vietnam del Norte y del Sur), vimos unos monumentos a los combatientes y a las mujeres que esperaban que vuelvan sus maridos de la guerra (cuando se separo Vietnam en Norte y Sur, los soldados del ejercito comunista que vivían en el sur se tuvieron que ir al norte dejando a sus familias en el sur). Finalmente fuimos a los túneles de Vinh Moc, que eran unas cuevas construidas por los aldeanos para vivir y refugiarse de los bombardeos. Esta fue la parte mas impactante del tour, porque además de los túneles (que de por si son increíbles), se veían todos los forados que dejaron las bombas que caían. Es demasiado heavy estar allí y tratar de dimensionar que fue lo que ocurrió en ese mismo lugar años atrás. Igual la mayoría de las cosas están hechas desde la perspectiva de los norvietnamitas (que también hicieron cosas terribles en la guerra contra la gente del sur), pero es interesante ver la otra cara de la medalla y no solo a historia contada por los yankees.
El guía del tour tenia como 58 años, así es que le tocó vivir todo este horror (no le tocó pelear, porque le faltaban unos dedos de los pies) y le preguntamos muchas cosas sobre a guerra, pero lo que más nos inquietaba saber era que pensaba él de la guerra, de los gringos (y franceses) y como era que le trasmitían a los más jóvenes lo vivido en la guerra. Sobre esto nos dijo que para ellos el conflicto ya estaba cerrado, fue hace muchos años, que una vez que la guerra terminó, se termina la rivalidad, que la gente en Vietnam perdona lo ocurrido (reciben con los brazos abiertos a los estadounidenses) y no guarda rencor, porque al final guardar rencor en el corazón es malo para ellos mismos (igual el tipo dice esto con una mezcla de pena y melancolía, algo mínimamente esperable). Esto coincide también con algo que nos había comentado el guía del tour anterior que era joven. Él nos dijo que los más jóvenes no se quedaban en el pasado pensando en temas de la guerra (tanto contra los franceses como después contra los gringos), que les interesaba el futuro y el desarrollo de su país, claro que los más viejos no necesariamente se sentían así (como el caso de su padre que sufrió la perdida de su papá en la guerra contra los franceses). Yo creo que este pensamiento de cerrar las etapas, no guardar rencor (y sobretodo evitar trasmitirlo), perdonar, pero no por eso olvidar lo que paso y preocuparse de construir un mejor futuro; es una lección que deberíamos seguir nosotros en Chile donde la gente y los políticos, se han encargado de trasmitir el rencor a las generaciones que nada tuvieron que ver con los hechos (todos, no sólo los de un bando) que dividieron al país hace 40 años. Claramente no se habla de olvidar las cosas como que no hubiesen pasado, sino que aprender de ellas para evitar que se vuelvan a repetir y hacer un mejor futuro. Claro que para eso todos tienen que partir por reconocer que hicieron, en que fallaron y terminar con las recriminaciones y victimizaciones. Bueno, volviendo al tour, después de los túneles volvimos a Hue. Comimos (la cerveza acá es muy rica y barata, cuesta como 300 pesos la botella de casi medio litro en los restaurantes) y a dormir, ya que al día siguiente nos levantábamos temprano para tomar el bus a Hoi An.
El bus a Hoi An era igual al que nos llevó hasta Hue, pero con la diferencia que ahora el viaje era en la mañana y no de noche. En el camino apareció el sol y se notó inmediatamente el cambio de temperatura. Al llegar a Hoi An, nuevamente nos encontramos con los tipos que te ofrecían hoteles, los taxis y motos que te quieren llevar (precios súper caros para lo cerca que queda las cosas). Como compramos los carritos para llevar las mochilas, decidimos caminar (la ciudad es chica y queda todo cerca). Luego de hacer la búsqueda de hotel (nos quedamos en uno que en principio estaba bien, incluso con piscina, pero que tenía mucho olor a humedad y ruidos por lo que sólo nos quedamos una noche allí), ese día recorrimos un poco el centro de la ciudad que es muy lindo, lleno de casas antiguas, calles estrechas, muy bonito. El lugar es patrimonio de la humanidad de la UNESCO y por lo tanto lo tienen muy bien mantenido (no hubo bombardeos en esta zona durante la guerra), además te cobran una entrada con la cual tu puedes entrar a 5 de las 18 atracciones que hay (casas antiguas, templos, museos, show de baile, etc.). Lo de comprar la entrada lo dejamos para el día siguiente. Lo otro que hay acá es muchas tiendas de ropa, bien bonita, hecha a la medida, muchos vestidos (normales y de fiesta), trajes, smokings, camisas, corbatas de seda (como a 2 lucas). Por ejemplo unos chaquetones a menos de $20 lucas (y eso que ese era el primer precio que te daban, no nos pusimos a regatear nunca, porque no teníamos intenciones de comprar). Como en la tarde comenzamos a cachar lo del olor a humedad decidimos salir a ver otros hoteles para el día siguiente. Esa noche fuimos a comer a un restaurante donde además de la comida rica y barata, vendían cerveza fresca (una cerveza artesanal muy rica, eso si suave), el shop chico a sólo 3.000 Dongs (moneda local, equivalente a $70 pesos, si leyeron bien, sólo $70). En el restaurante (que fuimos varias veces, ya que la gente que atendía era muy amorosa, se acordaban de las mañas de la Paula y si llegábamos antes de cerrar igual nos atendían) también había pan (hecho por ellos mismos) que es lo más parecido a una marraqueta que hemos comido en el viaje. Por si alguien va a ir a Hoi An, el lugar se llama Vicafe (estaba recomendado por otros chilenos que habían pasado por allá… nos reímos mucho con el final de la recomendación)
A la mañana siguiente nos cambiamos de hotel (no se si era mejor que el anterior, pero al menos el olor a humedad no era tan fuerte ni tampoco tan ruidoso aunque el colchón era bien malo y el baño un poco encerrado).Ese día contratamos un tour en bicicleta para el día siguiente. Recorrimos el centro de la ciudad (con la entrada para ir a los lugares que elegimos según la recomendación del tipo del tour de bicicletas). Dentro de las cosas que vimos fue un puente techado (muy antiguo y bonito), unas casas antiguas, unos templos chinos. Para la hora de almuerzo fuimos a un restaurante que nos recomendó el tipo del tour y debo decir que fue una de las mejores comidas del viaje. El restaurante se llamaba Bale Well y era bien sencillo (vean la foto del letrero y vean quien los recomienda), tú te sentabas y te traían unas hojas de papel de arroz (las mismas de los arrollados primavera), verduras, unas salsas, unos pedazos de cerdo, unas tortillas y todo esto lo enrollabas junto en el papel, lo untabas en la salsa y a disfrutar (la mescla de sabores, el olor, todo era maravilloso). Para finalizar te traían unos pedazos de piña. Lo único que le faltaba era tener cerveza fresca y que halla algo que le guste la Paula (después pasamos al Vicafe a que ella se comiera una ensalada y yo me tome mis cervezas frescas). Después de ese banquete no quedó otra que ir a dormir la siesta. En la noche vimos un show de baile (parecía como show de colegio, pero fue gratis, porque nunca nos cortaron el ticket), fuimos a una feria, vimos las unas lámparas (con diversas formas, la mayoría alusivas al dragón, ya que es su año) y estuvimos en el centro de noche que es bien bonito. Esa noche comimos en un restaurante junto al rio, pero sin ser malo era bastante discreto en comparación a los otros lugares que habíamos probado (y sin cerveza fresca). Luego tuto porque a la mañana siguiente nos tocaba lo del tour en bicicleta.
Nos pasaron a buscar como a las 8.30, nos llevaron al centro y nos pasaron la bicicleta. Comenzamos el pedaleo por la ciudad, primero pasamos a unos templos. El primero un templo confucionista y luego una pagoda budista (también vimos un cementerio budista). Hang, el guía del tour, era muy chisto, relajado y siempre terminaba de hablar con un “aaaaaahhhh” (en tono como los sorprendí medio nasal). Pasamos por el campo donde vimos distintos cultivos de especies (muy entrete). En el campo vimos unos búfalos de agua. Después pasamos por una aldea de pescadores, para luego llegar a una playa, donde podías tomar alguna cosa que quisieras (la Paula se tomó una bebida y yo una chela, pero habían jugos, agua y cocos). El pedaleo era bien relajado, a tu propio ritmo, sin que nadie te apure y podías detenerte a sacar todas las fotos que quisieras. Dejamos la playa y volvimos a la ciudad, dejamos las bicicletas y pasamos a que nos hicieran un rico masaje de pies (primero dejabas los pies un rato en agua caliente con unas hierbas y después te exfoliaban los pies con sal de mar para finalmente hacerte un masaje con aceites… demasiado rico y además las niñas que hacían el masaje siempre sonriendo). Una vez terminado el masaje, fuimos a almorzar… aun mejor que la comida del día anterior. El lugar se llamaba Café 43 y podíamos comer lo que quisiéramos de la carta, incluido lo para tomar. La Paula se comió una rica pizza y un panqueque de plátano con chocolate de postre, yo me comí un menú (era para 2 personas) que tenia arrollados primavera, una ensalada de papaya con camarones y un pollo con una salsa de chilli y lemon grass con arroz (quedé pasado a ajo, pero valió la pena). De postre fruta, todo esto acompañado de una rica cerveza fresca. Quedamos muy satisfechos (según Hang yo quedé como el Happy Buda… el buda guatón pelado sonriente). Eso si acá no se acababa el tour, ya que para finalizar teníamos un paseo en bote por el rio en el cual yo me dormí la mitad (otros del tour también lo hicieron). El precio de todo esto fue 19 dólares por persona (alrededor de 9 lucas chilenas) pucha que lo valían. Después del tour fuimos a recorrer algunas de las cosas del centro que no habíamos visto el día anterior como el museo de cerámicas y un templo. También ese día compramos unos sacos de dormir de seda (son más bien unas sabanas cocidas con forma de saco que sirve para cuando dudas de la limpieza del lugar donde te quedas o si este no tiene sabanas). Después contratamos otro tour para el día siguiente, esta vez para ir a ver unas ruinas. En la noche pasamos a comer al Vicafe (a penas llegamos la señora del lugar le dijo a la Paula que era lo que iba a pedir… era como la 5 vez que íbamos y la Paula pedía lo mismo, una ensalada de atún sin cebolla ni vinagre y un baguette con un jugo de piña sin leche, yo por esta vez sólo me comí un baguette con tomate y me dedique a tomar cerveza).
Al otro día nuevamente nos pasaron a buscar como a las 8.30,nos subimos al bus (que se dio más vueltas que trompo, ya que pasamos por lo menos 3 veces por la puerta de nuestro hotel) y después de 1 hora llegamos a las ruinas. El lugar se llama My Son y eran los templos de una civilización hinduista que vivía en la zona. Las ruinas son bien bonitas y cuidadas (lo que queda, por el paso del tiempo, las condiciones climáticas y también porque le tocó bombardeos). Estas quedan entremedio de la selva y dentro de las cosas choras eran unas rocas escritas en sanscrito (un idioma indio muy antiguo). El lugar también es patrimonio de la humanidad. Después del tour fuimos a almorzar al Café 43 (nos encontramos de nuevo con el guía). Claro que esta vez pagábamos nosotros. Yo me comí un calamar relleno y una carne cocida en hojas de banana con arroz (demasiado bueno, sobretodo el calamar). La Paula se fue por un arroz con huevo y el mismo panqueque del día anterior. Como la comida del lugar era tan rica, aprovechamos de tomar, para el día siguiente, unas clases de cocina en que uno elegía 3 platos de la carta y pagaba un poco más para que te los enseñen. Ese día queríamos también dejar pedido el bus para irnos al día siguiente (después de las clases), pero estaba todo lleno y no nos quedó otra que quedarnos un día más en Hoi An (que lata quedarse otro día mas ya que hemos comido y tomado muy poco…jejeje). En la tarde fuimos a recorrer el ultimo lugar que nos faltaba del centro (nos quedaba para entra a un lugar más, pero se supone que el ticket duraba 24 horas, aunque nadie revisa la fecha), el museo de historia. Era chiquitito, pero contaba la historia del pueblo y mostraba algunos elementos antiguos de la zona. En la noche fuimos a comer y jugar cartas al Vicafe (la Paula comió su ensalada y yo una hamburguesa).
Al día siguiente tuvimos nuestra clase de cocina. Los platos elegidos fueron un curry vietnamita de pollo, calamar relleno y pescado asado en hoja de banana. Muy entretenido cocinar, además Hien, la niña que nos enseñó, lo hacia muy bien. Después de cocinar nos comimos nuestros platos (en realidad me los comí solo, la Paula probó un poco del pescado ya que todo tenía ajo). Sobre como se hacen las cosas, no les vamos a contar, eso queda para nosotros… jejeje (a la vuelta podremos intentar repetir alguno de estos platos si es que encontramos la mayoría de los ingredientes). Ese fue el almuerzo (la Paula comió pizza y de postre comimos panqueque plátano con chocolate, en realdad que era muy rico el panqueque). En la noche pasamos a nuestro otro restaurante favorito, el Vicafe. Es día nos comunicamos por Skype con Chile.
Finalmente llegó el ultimo día en Hoi An, en la mañana hicimos las mochilas, dejamos la pieza (nuestras cosas quedaron en la recepción) y fuimos al mercado. Nos compramos unas poleras y después fuimos a almorzar, adivinen donde… si al Café 43… era el día de las despedidas y para mantener la costumbre, la comida estuvo exquisita. Volvimos un rato al hotel (al loby, porque ya no teníamos pieza) y nos encontramos con un chileno con el que compartimos algunos datos de los lugares que visitamos y que visitaremos. Después pasamos a tomar té (comer) y despedirnos del Vicafe, además aprovechamos de comprarnos unos sándwich para el bus. A eso de las 5.30 estábamos en la agencia de viajes esperando el bus, el que a final partía como a 8 cuadras del lugar (benditos sean los carros de las mochilas). El trayecto a Nha Trang (el próximo destino) dura como 12 horas. El bus, que era más moderno que los anteriores partió tipo 6 y dejamos Hoi An (si la pocilga hubiese sido buena, me quedaría más tiempo allá), pero a los 15 minutos nos cambiaron de bus a uno más penca. En ese cambio de bus (que tienes que hacerlo rápido para que no te caguen con un puesto malo) perdí mis anteojos y me estaba quedando sin poder leer en el resto del bus (los de repuesto se les salió un perno de la pata y están guardados en la mochila). Luego de otros 20 minutos, nuevamente paró el bus y algunas personas tuvieron que cambiarse de bus (por segunda vez, lo penca es que nadie te avisa antes que eso va a pasar, entonces te instalas y cuando estas cómodo te dicen que tienes que desarmar todo y cambiarte rápido al otro bus, una verdadera mierda). A todos los extranjeros los hicieron usar los asientos de arriba (los buses son con camarotes) y llenaron debajo de gente local (incluso los pasillos). De repente el azafato del bus (que era muy pesado) apareció con mis anteojos en la mano preguntando si eran de alguien (ya había pasado como 1 hora desde que los había perdido)… me salve de un “Hágalo Por Favor Nos Sea Idiota”. Finalmente luego de dormir algo en el bus llegamos a Nha Trang a eso de las 5.30 de la mañana y estaba aún oscuro.
Lo que viene más adelante ya va en el próximo capitulo, ya que todavía nos encontramos en Nha Trang. Hasta el momento Vietnam nos ha gustado mucho (creo que ya lo mencionamos el capitulo anterior) y si bien en un principio solo íbamos a pasar 2 semanas acá, creo que nos vamos a terminar quedando el mes entero que dura la visa. Así que si están pensando en un viaje choro, vénganse para acá, cumple con todas las “B”, Bueno, Bonito, Barato y aBundnte.
Cosas raras: son muchas las cosas raras que vimos, pero la más heavy fue una verdadera teleserie que vimos en un restaurante del lado. Primero escuchamos gritos y movimientos de muebles. Después cuando pasamos por afuera vimos a una tipa gritándole no sé que cosas a un tipo sentado, luego tiro una silla contra la pared, y comenzó a romper platos, el escandalo era tanto que mucha gente se asomaba a cachar que pasaba. Pero lo más freak es que al tipo que estaban puteando ni se movía (¿qué cosa habrá hecho para ganarse el tremendo escandalo?). Bueno también vimos otro tipo de cosas como el urinario (tipo baño publico) en el baño de la pieza en la pocilga. Un concurso de misses del lugar, lo raro es que la mayoría de las candidatas eran bien feas.
Hágalo Por Favor No Sea Idiota: En Hoi An en los días de luna llena hacen una fiesta bien chora, Nosotros por suerte llegamos justo un par de días antes. Así que el primer día en la noche (algo cansados del viaje), solo fuimos a comer y después nos acostamos. Lamentablemente no contábamos con estos tipos celebrasen la cosa el día antes y habiendo estado en la ciudad el día de la fiesta nos la perdimos por no averiguar bien que día iba a ser la cosa. La otra cosa idiota que hicimos fue que cuando compramos el pasaje del bus (ya les habíamos contado lo de que la niña de la agencia llegó justo a pasarnos los pasajes cuando nos iban a buscar del bus), le creímos el cuento a la tipa de la agencia. Primero nos dijo que el bus que estábamos tomando paraba en el centro de la ciudad (falso), tenia baño (falso) y que eran nuevos (falso). Y además (era justo después del año nuevo), como recién abrió ese día, nosotros éramos su venta de la “suerte” por ser la primera, así que por pena le terminamos comprando (el precio de ella era el mismo que el de otros lados y nos dio pena bajárselo más). Este cuento de la venta de la suerte parece ser común por estos lados (no ha sido la única vez que lo hemos escuchado), pero para la próxima, si de verdad es la venta de la “suerte”, le vamos a sacar mejor provecho (nada de pena y estrujar el precio hasta el mínimo). En resumen no compren con cuentos huevones de la suerte y cosas así porque no existen o no necesariamente va a ser la compra de la “suerte” para ti.
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