En el capítulo anterior nos
habíamos quedado en el viaje en tren entre Jaipur y Agra. El tren para hacer
ese trayecto fue bastante cómodo (si bien era sentado, el asiento se reclinaba
y tenía AC) y más corto que los anteriores (sólo 4 horas, aunque para variar se
atrasó y fueron 5 en total). Llegamos a la estación de trenes de Agra pasado
las 10 de la noche y afuera de ella nos esperaba un mar de conductores de auto
rickshaw (tuk tuk) que querían llevarnos. El primero que se acercó era un
verdadero viejo mafioso, ya que espantaba a todo el resto (se creía como
nuestro dueño el muy patudo) y nosotros no queríamos irnos con él (nos daba
mala espina). Finalmente estábamos tan chatos que nos fuimos con cualquier otro
y pagamos más caro, pero ya queríamos salir de ahí. El hotel donde nos quedamos
era bien pocilga, pero tenia como gracia que en el restaurante del techo se
veía el Taj Mahal. Al llegar estábamos muertos de hambre, así que subimos al
restaurante, pero como ya estaba bien oscuro, sólo vimos la silueta del Taj.
Luego de eso a dormir.
Al día siguiente, nos levantamos
relajados (sin despertador), subimos a tomar desayuno y por fin lo vimos… es
muy grande, bien blanco y muy bonito. Claro que para visitarlo tendríamos que
esperar hasta el día siguiente (era Viernes y es el único día de la semana en
que está cerrado). Luego del desayuno con tan maravillosa vista, salimos a
recorrer otras cosas que hay en la ciudad y así partimos al Fuerte de Agra, el
cual es muy lindo y es donde vivió Sha Yahan, el emperador mogol que mandó a
construir el Taj Mahal (por favor no confundir con Chayanne). El fuerte es bien
bonito, tiene muchos detalles lindos, jardines, murales y una linda vista al
Taj Mahal. Para recorrer el fuerte contratamos un audio guía que nos explicaba
cada lugar y la historia que hay detrás. Como por ejemplo un historia que se trataba
que Sha Yahan, estaba casado con Mamtaz Mahal (una de sus esposas, pero su
verdadero amor) y está falleció luego de dar a luz al 14° hijo (parecen que no
perdían su tiempo… jajaja). Él quedó devastado con su muerte y ordenó construir
un maravilloso mausoleo para su amada, en el cual toda la gente pueda apreciar
lo que él sentía por ella. Esta tumba que es el Taj Mahal, la cual demoró 23
años en ser construida (entre los años 1631 y 1654) y es un templo musulmán
(los reyes mongoles eran musulmanes). Sha Yahan, fue destronado por Aurangzeb, uno
de sus hijos, que lo confinó a vivir encerrado en el Fuerte de Agra hasta sus
últimos días y desde este lugar, todos los días veía el monumento a su amada.
En que otra inspiración se podría haber basado alguien para construir algo tan
lindo, si no en el amor.
Dejando atrás la historia, luego
del fuerte fuimos a otra tumba que se llama Itmad-ud-Daulah y que se le conoce
como el Baby Taj. Esta tumba es de Mirzā Ghiyās Beg quien fue el padre de una
de las esposas del emperador Jahangir y además abuelo de Mumtaz Mahal. La cual
es muy bonita y como todo por estos lados, llena de pequeños detalles que la
hacen ser aún más hermosa. En ese lugar se nos acercó un grupo de niñitas (no
eran pobres ni mendigas, sino que “normales”) que lo único que querían era
sacarse fotos y verse en la cámara (estuvimos un rato con ellas, pero después
un guardia las echó). Para movernos por la ciudad usamos auto rickshaw, pero
acá son muy lateros los tipos, porque todos te quieren llevar para otros lados
y tiene que ponerte a pelear con ellos. Después, volvimos a almorzar algo (ya
era como la hora del té), pero encontramos que al lado hay otro restaurante,
con la misma vista, pero que hay Wi-Fi, así que nos quedamos en ese lugar un buen
rato (hasta que oscureció), disfrutando de ver el Taj Mahal y ansiosos por ir a
verlo al día siguiente. Luego de comer algo más, nos fuimos a acostar, ya que
la idea es levantarse muy temprano para ver la salida del sol en él (el sol
sale tipo 6 AM).
Nos levantamos como a las 4.30,
para alcanzar a llegar a la salida del sol, hacer la cola para entrar y pasar
todas las revisiones (acá en India en algunos lugares son bien cuáticos con las
revisiones y con que cosas puedes entrar a los lugares, por ejemplo en el Taj,
no se puede llevar nada de comida, celulares, cigarrillos, encendedores, pilas
o baterías sueltas, nada electrónico, sólo las cámaras de foto o video).
Salimos de la pocilga comenzando a aclarar y nos dimos cuenta que estaba súper
feo el día, incluso con cara de lluvia (con inundaciones hubiésemos ido igual, así
que nos daba un poco lo mismo). Llegamos a la puerta (no era la que creíamos,
pero eso si que daba lo mismo), hicimos primero la cola para pagar la entrada
(para los extranjeros la cosa cuesta como 7.500 pesos chilenos y para los
locales solo $200… es demasiada la diferencia, pero hubiésemos pagado más por
verlo), nos dieron una botella de agua y una funda para los zapatos (en vez de
sacártelos te pones eso, como los doctores) y a hacer la cola para entrar (la
de la revisión de seguridad). Para recorrer el Taj Mahal (que no solo es el
mausoleo, sino que hay parques y otros edificios) tomamos otra audio guía.
Pasamos la primera puerta y todos los controles,
ya nos encontrábamos en el patio previo a ver lo que sin duda era lo más
esperado de India y uno de los hitos nuestro viaje. Cruzamos la segunda puerta
y por fin nos encontramos, frente a frente con tan maravillosa construcción. Ni
la lluvia que comenzó a caer pudo arruinar tan mágico momento. Nos tomamos
nuestras primeras fotos y nos pusimos a recorrer todo el complejo, a medida que
te vas acercando, comienzas a apreciar cada nuevo detalle y hace que sea aún
más lindo. Por suerte al llegar temprano nos tocó no tanta gente (igual hay harta,
pero después vimos que era un verdadero mar, parecían hormigas). Dentro del
lugar no faltan los patudos que tratan de sacarte plata, como el tipo que llega
amistosamente a preguntarse si te toma una foto (con tu propia cámara) como si
fuese un turista más que ayuda a otro a retratar el momento y que cuando te
toma las fotos te pide “algo para él”, en nuestro caso (luego de tener la
cámara en nuestras manos) se ganó un merecido y más que suficiente “muchas
gracias”. En fin recorrimos todo el lugar y dentro de las cosas que destacan es
que todo esta construido simétricamente, incluso a un costado el Taj hay una
mezquita y para mantener la simetría, hay otro edificio igual al otro lado que
se usaba como casa de huéspedes importantes. También uno entra dentro del
mausoleo y en ese lugar está lo único que rompe con la sometía de todo el
complejo y esto es que la tumba de Sha Yahan, ya que al morir, su cuerpo fue
enterrado en este mismo lugar junto al de su amada (la tumba de xxx se
encuentra el medio del edificio). Dentro del mausoleo, no se puede sacar fotos
(no faltaba el flaite que igual lo hacia), pero es muy lindo el interior. Las
paredes están llenas de detalles como flores que están hechas en distintas
piedras preciosas… muy lindo todo… el lugar es tan mágico, imponente y sobrecogedor
que cuesta dejarlo, pero finalmente tuvimos que hacerlo ya nosotros teníamos
que volver a la pocilga para hacer el check out. Este es uno de esos lugares en
que las imágenes valen más que mil palabras, pero que el estar allí supera absolutamente
lo que se ve en las fotos (durante el viaje hemos pasado por muchísimos lugares
donde las fotos son más bonitas que el lugar en vivo). Las más de 3 horas que
estuvimos contemplando el lugar se nos pasaron volando. Esta es sin duda una de
las experiencias más lindas del viaje y que representan lo que queríamos de
éste.
Como dijimos, tuvimos que volver
al hotel a dejar la pieza, pero nos quedaba mucho rato aun (nuestro tren sale a
las 7.40 de la tarde), así que nos pusimos a hacer hora, primero pasamos a
tomar desayuno (eran como las 10 AM), luego fuimos a recorrer un poco el barrio
(es muy feo y sucio, súper pobre, es increíble que lo que rodea al Taj sea tan
feo). Después volvimos al restaurant con Internet del día anterior y nos quedamos
allí hasta que llegó la hora de irnos a la estación de trenes.
Llegamos a la estación sin ningún
problema y nos subimos al tren. Esta vez nuestros asientos estaban ocupados y
lo que hicimos fue que nos colocamos en los de más arriba del compartimiento.
Un cambio en el que todos salimos ganando, ya que ellos podían tener todo el
chiquero que quieran abajo y nosotros dormíamos tranquilos arriba. Al igual que
cuando llegamos a Jaipur, nuestra estación no era la última, así que tuvimos
que poner despertador (cerca de la supuesta hora de llegada, que era las 5 AM) y
comenzar a preguntar cada vez que paraba el tren si es que era nuestra
estación. Finalmente llegamos a eso de las 5.45 y no tuvimos problemas. Eso si
nuestra estación no quedaba en Varanasi mismo sino que a 16 Km (no quedaban más
pasajes).
Como llegamos muy temprano,
decidimos sentarnos en la estación (parecíamos mendigos… jajaja) y hacer un
poco de hora, ya que no sacábamos nada con ir a buscar pocilga en ese momento.
Ya pasado las 7 AM, nos tomamos un auto rickshaw. El camino entre Mughal Sarai
(así se llamaba donde nos dejó el tren) y Varanasi era horrible, lleno de
camiones tirando tierra y humo, mucho taco. En los 16 Km nos demoramos casi 1
hora. Luego de cruzar un puente sobre el famoso Ganges o Ganga en idioma local,
entramos a Varanasi. Esta ciudad, se encuentra a la orilla del río, viven más
de 1,3 millones de personas y es considerada una de las ciudades sagradas. Aquí
es donde están los crematorios y se realizan un sinfín de rituales y
ceremonias. La orilla del Ganges esta llena de gaths (algo entre muelle y
balneario). Cada gath tiene su gracia, en algunos la gente se baña, en otros
son las cremaciones y en otros hay ceremonias. El Ganges, rio sagrado para la
cultura hindú, es uno de los ríos más contaminados que hay, incluso su agua no
debería ser usada ni para riego. Se supone que para poder ser “bañable” un río,
este no debe tener más de 500 coniformes fecales por litro de agua y resulta
que aquí la cosa va entre los 2.500 y 1,5 millones (varia según la fuente de
medición, incluso se hablaba de que el agua era séptica, sin oxigeno, esto
ultimo es un poco exagerado porque incluso viven unos peces, claro que son
medios ciegos por la contaminación). A pesar de ello, la gente se baña en él,
tanto ceremonial, como por diversión e “higiene”. Además lavan ropa, platos y
cuanta cosa se pueda ocurrir. Es muy interesante ver como el río es el centro
del que hacer de la gente y uno en realidad entiende porque el río es sagrado
para ellos.
Volviendo un poco a lo nuestro,
vimos (en el Lonely Planet) que había una pocilga cerca del gath Manikarnika (que
es donde se crema a los muertos) y fuimos a ver como era. Las calles cerca del
río son verdaderos laberintos angostos, donde no pueden entrar autos ni
rickshaws, así que tuvimos que caminar con la mochila y como era de esperar nos
costó un poco llegar. La pocilga es bien pocilga, pero nos daba lata buscar
otra y nos quedamos allí. Dormimos un rato y salimos a recorrer los gaths y
vimos como se bañaban unos niños, que se tiraba piqueros desde una plataforma. Como
contábamos, antes, vimos como se desarrollaba la vida en torno al Ganges. El
río no se ve tan sucio como esperábamos, esto no quiere decir que no lo sea,
pero nos esperábamos algo peor, por lo menos no era hediondo. Al anochecer
vimos una ceremonia (puja) en el gath Dasaswamedh, donde ofrecían distintas
ofrendas… muy interesante. Luego vuelta a la pocilga a dormir.
A la mañana siguiente nos
levantamos relajados y fuimos a ver como era la cremación. Uno no puede acercarse
mucho y además esta prohibido sacar fotos (los familiares se ponen furiosos).
El proceso de la cremación consiste en que llevan al muerto en una especie de
camilla, cubierto en telas de colores y lo meten al rio (con todo), luego lo
colocan sobre una pira, le quitan las telas de colores (queda sólo con una
especie de sabana blanca) y la camilla, después le ponen unos aceites, hacen
como un ritual y finalmente prenden la pira. El tema de saber cuanta leña se
requiere es todo un cálculo y el precio de esto va a variar según la cantidad y
tipo de leña que se use, siendo el sándalo el más caro. No toda la gente puede
ser cremada, los monjes, los niños chicos, los leprosos y las embarazadas (por
levar a un niño en el vientre) al ser considerados puros (no se bien porque
entraban los leprosos en los que no cremaban) en vez de ser cremados, sus
cuerpos son sumergidos en el río. Para esto se les amarran piedras y se les
deja en el río. El tema esta en que a veces las amarras se rompen y los cuerpos
salen a flote (estos son los cuerpos que flotan en el río, pero nosotros no
vimos ninguno). Cuando esto ocurre la gente vuelve a amarrarle piedras y los
dejan nuevamente en el fondo del río. Nosotros igual nos imaginábamos el
proceso distinto, con piras flotantes y muertos flotantes, pero eso no quita
que es increíble ver algo así, aunque sea de lejitos. Seguimos nuestro
recorrido y fuimos a ver un templo que esta bañado en oro, el cual para entrar
hay que pasar por muchos controles de seguridad (tampoco se pueden tomar
fotos). Después del templo caminamos por muchos gaths hasta que llegamos al
gath Assi y allí almorzamos (unas ricas pizzas), para volver nos tomamos un
ciclo rickshaw (un tipo en bicicleta te lleva). Recorrimos un poco, nos compramos
unas poleras a luca y volvimos a la pocilga para tomar un paseo en bote por el
río al atardecer (era gratis por estar en la poci), muy bonito, claro que el
remero era medio pajero, ya que botes mucho más llenos nos pasaban fácilmente.
Luego fuimos a comer a un restaurante con música clásica (instrumental) india.
Muy bonito. Tuto ya que al día siguiente madrugaríamos para tomarnos otro bote
(gratis también) para ver el amanecer en el río
Nos levantamos a las 4.45 y
fuimos a ver como era el alba en el Ganges y no decepcionó para nada, una
maravilla, muy lindo… incluso decidí meter mis manos en el agua sagrada (la
Paula no quiso, le daba un poco de asco). En el resto de la mañana fuimos a un
templo nepalí, compramos otras cosas e hicimos el check out, pero dejamos las
cosas en el hotel. Luego volvimos al restaurante de las pizzas.
Como ultima actividad en
Varanasi, tomamos un auto rickshaw y fuimos a Sarnath que está como a 10 km de
la ciudad y es uno de los lugares sagrados para los budistas, ya que en ese
lugar fue donde Buda dio su primer discurso público. El lugar era mu bonito y tenía
varios templos y parques lindos. A la vuelta pasamos a la pocilga por nuestras
mochilas y a la estación de trenes para partir de regreso a Delhi.
Como ya era nuestro 5° tren en
India, la cosa fue sin nada especial. Llegamos a Delhi como a las 8 AM y fuimos
a otra pocilga (mejor que la de la primera vez, aunque más cara, lo que se
compensaba con el Wi-Fi gratis y el desayuno). Ese día fuimos a conocer algunas
cosas que habían quedado pendientes como el Gandhi Smriti, que es un museo
monumento a la figura de Mahatma Gandhi, muy bonito, donde detalla un poco su
forma de pensar (que tipo más sabio y sencillo), su influencia en la creación
del estado Indio y como fueron sus últimos días. Que increíble que ese tipo de
personas siempre termine de la misma manera… asesinados por extremistas. Para
llegar hasta allá nos fuimos en metro y luego tomamos un rickshaw, aunque a la
vuelta cachamos que había una estación nueva que quedaba a una distancia más
que caminable. Lo otro es que este lugar se encuentra en un barrio muy bonito,
con calles anchas, grandes arboles y jardines, nada que ver con lo que habíamos
visto la vez anterior en esta ciudad. Igual esto es muy esperable, ya que en
cualquier ciudad de ese tamaño tienen que haber barrios bonitos y bien cuidados
o mejor dicho con más lucas.
Después de eso fuimos a almorzar
a Connaught Place y posteriormente tomamos el metro para ir a Qutub Minar, que
es un complejo musulmán, donde se encuentra la primera mezquita de la zona
(antiquísima), una gran torre (muy linda) y muchas ruinas. Bastante interesante
el lugar y lo mejor es que ese día, al parecer era el día del patrimonio,
porque no tuvimos que pagar la entrada.
Nuestra ultima parada antes de
volver al barrio donde está nuestra pocilga es el arco de India, algo así como
el de Paris, pero en Delhi. Es un arco que conmemora a todos los fallecidos en
la lucha por la independencia. Bien bonito y bien lleno de gente, parecía como
que estaba en una especie de Parque O’Higgins, ya que además de la gente estaba
plagado de vendedores de todo tipo de cosas.
Finalmente volvimos a Main Bazar,
hicimos nuestras ultimas compras (aun no comprábamos nuestros magnetos),
tuvimos la última comida india (la vamos a extrañar, incluso la Paula que ya no
va a poder comer más chapatis) y a la pocilga a ordenar las cosas y dormir. A
la mañana siguiente levantada temprano, desayuno del hotel (estaba bueno, pero
sin duda hemos tenido mejores), reservamos pocilga para Shanghai y partimos al
aeropuerto. El aeropuerto es bien grande y bonito, pero el tema de las medidas
de seguridad es bien latero ya que tienes que pasar por muchas revisiones y
bien lentas, pero por suerte veníamos con tiempo ya que si vienes medio justo,
seguro que pierdes el vuelo.
Así concluye nuestra aventura en
India, la cual si duda nos sorprendió (para bien). Nos quedó la sensación de
que hubiésemos aguantado recorrer un poco más de tiempo y conocer un poco más
(tampoco estuvo mal lo que hicimos, porque es bien agotador recorrer por acá).
Como dijimos en el capitulo anterior, esta es una tierra salida de un cuento,
la cual esta llena de contrastes, pero que es mejor quedarse con lo bueno y
hacer vista gorda con lo feo. Sin duda que lo más lindo de este país fue la
visita al Taj Mahal (cumplió demasiado las altas expectativas que teníamos de
él), aunque también destaca el ambiente como místico-mágico que se encuentra en
casi todos los lugares.
Cosas Raras: Esta vez, sin contar
lo evidentemente raro, como bañarse en un río putrefacto. Tenemos que a los
jóvenes de acá tienen unos gustos musicales un poco afeminados, por ejemplo
cuando estuvimos en un gath, los tipos del lado nuestro no dejaban de escuchar
a Justin Bieber e incluso el waka-waka de Shakira. Tenemos la foto
pendiente de los tipos de la mano, además a la vaca cachos tristes (de pena ver
a esta vaca), el tipo que barre la tierra y unos grabados de un templo, que
como diría la abuelita, bastante subidos de tono (parece que tenia una mugre en el ojo y el otro amablemente se ofreció a sacarsela). Pero sin duda lo más raro de
India es que les guste tanto el Criquet, lo dan a cada rato en la TV, tiene
incluso un canal que lo trasmite todo el día y la verdad es que es un deporte
muy fome (más latero que el baseball, el que por lo menos se entiende) con
muchas reglas y que necesitas un diccionario para poder entenderlo, pero da lo
mismo ya que como los indios son tantos igual eso hace que sea uno de los
deportes más populares del mundo.
Hágalo Por Favor, No Sea Idiota:
Cuando estábamos en Varanasi y tomamos el bote para recorrer en la tarde, al
subirnos a este nos dimos cuenta que se nos había quedado la cámara de fotos en
la pieza de la pocilga. Así que no tenemos fotos de este paseo, pero fue mejor
el de la mañana siguiente (que si tenemos fotos, donde la vista es la misma,
pero cambia la luz). Revisando hacia atrás nos hemos dado cuenta que muchas de
las cosas de esta sección tienen que ver con la cámara de fotos, que se nos
borraran las fotos, que la memoria está llena, que se acabó la batería, que la
olvidamos en algún lugar, etc.
Extra – Extra: No pude encontrar
la foto de la famosa “MUJER MANGUERA”, pero la voy a seguir buscando, yo creo
que en el próximo capitulo la tenemos.
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