Como habíamos quedado en el último capítulo, íbamos a hacer surf nuevamente. Para variar un poco, el día estaba bien feo, pero la cosa se hace igual. Nos pasó a buscar Brad, el instructor (este eso si era de los surfistas taquilla) y partimos, junto a otros 11 tipos más a nuestra clase de surf. Nos presentamos, explicó un poco en qué consistía la cosa (bien poco) y al agua. Esta vez para tomar las olas, había que hacerlo mar adentro, ya que donde rompía, la cosa era más peligrosa porque además de lo fuerte de las olas habían algunas rocas. Al surfear mar adentro (como en realidad se hace) hay que brasear n para primero llegar al lugar y para luego poder tomar la ola. Para ser sinceros, la cosa es súper difícil y agotadora. Incluso hubo una niña que se apestó en la mitad (porque con suerte podía meterse al agua) y se fue, eso sumado a que como éramos tantos el profe pescaba bien poco. Además de esto, se puso a llover torrencialmente, pero igual se podía continuar. En resumen, nuestra segunda experiencia surfeando no fue tan buena como la primera, igual nos logramos a penas parar en la taba y terminamos además con unas heridas de guerra (yo en el pie y la Paula en la rodilla). Luego de la clase de surf, recorrimos un poco 1770 (si es que se puede decir que recorrimos porque estaba lloviendo mucho), vimos unos canguros en el camino y seguimos nuestra ruta, traspasando el Trópico de Capricornio, al próximo lugar que se llama Emu Park (así se llama el pueblo y no vimos ni un solo emú). Ese día en la noche nos pusimos a ver las fotos que teníamos en el computador (la de Chile, algunas de algún par de años atrás) y nos acordamos de ustedes.
Al día siguiente salimos de Emu Park y fuimos a las Capricorn Caves, unas cuevas bien choras que estaban llenas de murciélagos, pasadizos e incluso laberintos (una vieja gorda que iba recorriendo en el tour con nosotros, casi se quedo atorada… aunque sea cruel, fue muy chistoso, por lo menos para nosotros y era algo que se veía venir desde el principio). En una de las cuevas, que se llamaba la Catedral, se hacían matrimonios y conciertos (los últimos porque la acústica que había era muy buena). En esta parte el guía apago todas las luces y puso una música para que cachemos como era la acústica y la oscuridad de la cueva (fue muy bacán). Lo orto choro de las cuevas es que habían raíces de los arboles de arriba que atravesaban algunas cuevas como verdaderos postes (en realidad parecían caños de esos donde bailan, como diría una abuelita, las muchachas ligeras de ropa).
Como les habíamos dicho, ya estábamos en el trópico, el calor y la humedad se notaban mucho (por suerte la van tiene aire acondicionado, sino nos hubiésemos asado), además aparecieron los queridos mosquitos. La siguiente parada fue Mackay (más ricas no hay), donde sólo nos quedamos para poder seguir después nuestro camino. Pasamos al parque nacional Eungella, donde hay unos bosques muy lindos y en ese lugar habita el ornitorrinco. Llegamos al parque y en verdad que era bien lindo. Fuimos al lugar donde se divisan ornitorrincos y luego de esperar por más de una hora no aparecieron (y eso que se supone que a la hora que estábamos era cuando se asomaban por el río), y nos tuvimos que conformar con ver un montón de tortugas (como si no fuera bueno verlas, pero es que queríamos ver al ornitorrinco en su lugar natural), peces y aves silvestres.
Después del parque nacional partimos a Airlie Beach, lugar de acceso a las Whitsunday Islands. Estas son un archipiélago que tiene unas playas espectaculares, bosques y corales para bucear o hacer snorkel. Como llegamos un poco tarde al camping (que era de los baratos en convenio con la empresa de la van), no pudimos tomar ningún tour a las islas para el día siguiente (estaban todos llenos), pero aprovechamos el día para descansar, lavar ropa, conectarnos a internet después de varios días y además me corté el pelo (en la peluquería “Contigo Aprendo”… la Paula me cortó el pelo, no le quedó mal). Finalmente tomamos dos tour por el día que iban a distintos lados del parque nacional. La cosa era en un bote (como un sodiak, pero más pro), el cual iba muy rápido saltando en las olas, era bien movido y entretenido, se llamaba Ocean Rafting. En los dos días que fuimos, aprovechamos de pasar a las playas, hacer snorkel (para el segundo día compramos una cámara desechable que se podía meter al agua, eso si aún no revelamos las fotos), hacer una caminata por un bosque con unas vistas de las playas maravillosas (el lugar que fuimos es uno de los más fotografiados de Australia). En resumen, la cosa es muy buena, entretenida y por sobre todo muy bonita. Por suerte tuvimos días que nos acompañaron, si bien el sol no estuvo presente a todo momento, por lo menos no nos llovió durante el tour (en la noche entre una ida a las islas y la otra, tuvimos tormenta eléctrica en Airlie Beach, pero al día siguiente se despejó, por suerte). Creo que las fotos van a mostrar mejor que las palabras el cómo era el lugar. Eso si el único pero que tenía el lugar es la presencia de medusas muy venenosas y peligrosas, por lo que para nadar tenias que usar un traje (no era obligatorio, pero mejor prevenir). Por eso además en la ciudad la gente en vez de bañarse en el mar, se baña en piscinas con agua de mar (y cloro) que están junto a la costa. Ah, casi se me olvidaba, dentro de las cosas que vimos en Whitsunday fueron tiburones, rayas y un montón de peces, vimos a varios de los de la película de “Buscando a Nemo”, pero no vimos al famoso pez payaso (maldito Nemo, donde diablos estás). A la Paula le gustó muchísimo esto, ya que era primera vez que hacia snorkel.
Después de tan memorable lugar, seguimos hacia el norte y nuestra intención era llegar a Townsville, pero entre lo tarde que salimos de Airlie Beach (a las 6 de la tarde y se oscurece a las 7.30) y lo cansados que estábamos por el segundo día del tour, no pudimos llegar allá y terminamos durmiendo en un parque junto a la carretera en Ayr (los regadores automáticos del parque se prendieron a las 3 de la mañana y nos despertamos con el ruido y el agua). A la mañana siguiente, que nos despertamos como a las 6 AM (entre la luz y el calor que hacía), pasamos por Townsville y nos bañamos en el mar a las 7.30 de la mañana y no éramos los único (la vida de los despreocupados). Una de las cosas que teníamos pendientes en Australia era ir a un parque con koalas, canguros y los otros animales típicos del país, así que aprovechamos de pasar al Billabong Sanctuary (al lado de Townsville). Allí vimos a canguros, muchas aves distintas (patos silvestres, cacatúas, emús y otros pájaros grandes que se llamaban cassowaries), koalas, wombat (es medio pariente del koala pero más grande y es terrestre), culebras, lagartos, búfalos de agua, tortugas, dingos y cocodrilos (tanto de agua salada como de dulce). Lo choro es que les dimos de comer a los canguros, a las aves y tocamos a los Koalas, dingos, culebras, wombat y unos lagartos. Además vimos como les daba de comer a los cocodrilos y en realidad es impactante como saltan cuando salen del agua y la fuerza con que muerden, sobre todo el sonido de la mascada.
Luego del parque de animales, seguimos a Mission Beach, una playa que está junto a bosques tropicales y donde hay mucha fauna salvaje. Acá al final sólo pasamos la noche ya que al día siguiente teníamos que estar en Cairns para devolver la van. En Cairns es donde queríamos ir a ver la Gran Barrera de Coral y bueno, eso fue lo que hicimos. Antes que eso, en el camino a la ciudad compramos unas frutas que nos habían llamado la atención, ya que a cada rato había letreros y pequeños puestos en la carretera (igual que en Chile), el nombre de la fruta era lychee. De sabor era bien raro, pero no malas, eran bien dulces y jugosas. Volviendo a lo de la Gran Barrera de Coral, como no habíamos gastado tanta plata como lo presupuestamos, pudimos darnos un lujo (de “exitosos”… jajaja). Tomamos un tour que además del snorkel (que sigue siendo lo mejor de todo) incluía una metida a bucear y un paseo en helicóptero para ver el coral desde el aire (en realidad que nos dimos un lujo). El barco que nos tomamos te llevaba a donde están los corales (hay que navegar como 2 horas) y allí haces todas las actividades. Esta vez en Cairns compramos una carcasa contra agua para nuestra cámara de fotos (no es para meter la cámara muy profundo, pero era perfecta para lo que queríamos) y pudimos sacar fotos dentro del agua a los peces y corales (antes en Whitsunday habíamos comprado una cámara desechable y esta vez preferimos invertir un poquito más en algo que nos sirva más veces). El barco salía a las 8.30 AM, pero había que estar en la cosa 1 hora antes, así que ese día, como ya ha sido costumbre en Queensland madrugamos (yo ya estaba despierto a las 5.45). Lamentablemente yo no pude hacer lo del buceo (sólo hice snorkel) porque estoy con los oídos tapados y un poco de dolor (en realidad no me dejaron y me devolvieron parte de la plata), así que estoy un poco sordo y la Paula dice que estoy hablando muy despacio (el sueño de todos aquellos que dicen que hablo demasiado fuerte). La Paula si intentó bucear, pero la sensación como de encierro, ahogo (según ella) y de tener que respirar con los tanques no le gustó para nada y decidió abortar, dedicándole más tiempo al snorkel. Al final estuvimos en el agua como 4 horas viendo muchos peces de distintos tamaños y colores, además de ver tortugas y corales preciosos. El estar allí y presenciar como los peces se mueven e interactúan entre ellos y el coral es simplemente fantástico, macanudo, fenomenal o como quieran decirle. Dentro de los peces que vimos estaba el “Espanta Tiburones” (otra película de monos), la Paula encontró a Nemo (yo no lo vi y no hay ninguna foto de él, así que yo creo que me está puro engrupiendo y Nemo sigue perdido). También nadamos con tortugas marinas. En realidad la cosa esta lleno de vida. El paseo en helicóptero (que duraba como 10 minutos), que de hecho era la primera vez que volábamos en este medio de transporte, fue muy bueno, se veía todo el coral y los peces desde la altura, algo muy choro y novedoso para nosotros, pero igual prefiero hacer snorkel porque estas cerca y en contacto con los peces y los corales.
A la vuelta del tour recorrimos un poco la ciudad, no hay playas cerca del centro, la costa es como con barro y hay letreros que dicen que hay cocodrilos y medusas, así que al igual que en otros lados, sólo tiene de esas piscinas públicas junto a la costa. En una tienda de tatuajes vimos que habian unos Moais afuera. Como era nuestro ultimo día en Australia teníamos que comernos y tomarnos todas las sobras, así que aproveche de tomarme unas ricas piscolas mientras comenzaba a escribir el blog en la pocilga (ahora estoy en el aeropuerto). El hostal donde nos quedamos en Cairns se está llevando el premio a la mejor pocilga de Oceanía, ya que era limpio, la pieza grande, con refri propio y colchón y sábanas impecables y un bus al centro gratuito (en lo único que se cayó fue en que el aire acondicionado no enfriaba mucho y hacia algo de calor). Al día siguiente nos levantamos nuevamente temprano y tomamos el transfer (gratis por quedarnos en la pocilga) al aeropuerto.
Cosas Raras: La forma en que se venden algunas cosas acá es extraña, por lo menos para nosotros como por ejemplo la carnicería de mall (una carnicería entremedio de la tienda de zapatos y la de ropa) y las botillerías Drive-Thru, en que no te tienes que ni siguiera mover del auto para comprar trago (lo otro raro es que en los supermercados no hay copetes).
¡Hágalo Por Favor, No Sea Idiota!: Nuevamente no nos paso nada tan tonto, pero algunas cosas recurrentes fueron dejar cosas arriba del techo de auto y acordarse después cuando el auto ya estaba andando (por suerte la van tenía barras en el techo y no se perdió nada, que tampoco eran tan importantes como el desodorante o el traje de baño). En resumen no deje cosas (en especial de valor) en el techo del auto porque se le van a olvidar y puede perderlas.
Bueno eso es todo por este capítulo, el ultimo con cosas que hicimos en Australia (falta sólo el resumen). Ojalá que lo hayan disfrutado, asumimos que no tanto como nosotros (jejeje) y continúen acompañándonos.
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