Hace mucho que no escribíamos y estabamos debiendo el último destino del viaje y por fin nos ponemos al día. Este es el último capítulo del
viaje en el blog, lo que no quiere decir que sea el último del blog, porque aún
quedan cosas por mostrarles (esperamos no demorarnos tanto).
La parada final de nuestro viaje
por el mundo (a todo esto ya dimos la vuelta completa) fue la ciudad de Cusco
en el Perú, para poder visitar las ruinas de Machu Picchu (que no es lo mismo
que un macho te haga ruinas con su pichu). La famosa ciudad perdida de los
incas. Con esto podríamos decir que vimos cosas de casi todas las grandes
civilizaciones del mundo. En fin, para llegar a hasta el Cusco, volamos desde
Santiago haciendo escala en Lima. Arribamos a la capital del imperio inca
pasado las 3 de la tarde y nos dirigimos a nuestro hostal, el cual era muy
bonito y limpio, además con desayuno incluido, claro que había cosas más
baratas y un poco más cerca del centro (no es que estuviese lejos, pero había
que subir un poco el cerro). La ciudad se encuentra a como 3.400 metros sobre
el nivel del mar y si bien no es para apunarse tanto, igual uno siente que se
cansa un poco más rápido que lo usual (mate de coca es la solución a todos los
males).
Ese primer día visitamos un poco
los alrededores en el centro y contratamos los tours para los próximos días. La
ciudad es muy bonita, llena de iglesias antiguas, plazas y muchos turistas
dando vueltas. Las diferencias de precios son gigantes en distintas cosas, como
por ejemplo la comida, donde los menús varían
entre 4 soles a otros de 30 (claramente varia también la calidad y el lugar),
pero hay para todos los presupuestos. Lo que si es caro es el tema de los tours
a Machu Picchu y las entradas a las cosas (para la mayoría de las atracciones
hay que comprar un boleto que cuesta como 26 lucas, eso sin contar el mismo
Machu Picchu y las iglesias).
Al día siguiente en la mañana
dimos vueltas por el centro, paseamos por la plaza de armas, vimos la catedral
(pero no entramos y además no dejan sacar fotos) y después de almorzar, hicimos
el llamado city tour, donde se visitan los lugares arqueológicos cercanos a la
ciudad. El primer lugar que fuimos a ver fue el Qoricancha, que se encuentra en
pleno centro de la ciudad y fue uno de los lugares más importantes, en él había
templos dedicados al sol, la luna, las estrellas, la lluvia, entre otros. Este
lugar aún conserva algunos de los muros antiguos que eran de los mejor
acabados. Cuando llegaron los españoles, gran parte de lo que fue este lugar se
destruyó y en su lugar construyeron un iglesia y un claustro de los Dominicos. Luego de eso fuimos al cerro que esta cerca y
visitamos primero el sitio de Saqsayhuaman (para los gringos “sexy woman”) que
era un lugar de adoración a la Pacha Mama y al sol, donde se realizaban las fiestas
de ofrenda a la madre tierra como el Inti Raymi (la fiesta del año nuevo inca
que se hace para el solsticio de invierno), además cuenta con una linda vista
de la ciudad. Después fuimos al otro lugar que se llamaba Q’enqo (laberintos),
donde también se hacían ofrendas y sacrificios. Luego pasamos a Tambomchay que
es donde se rendía culto al agua. Finalmente pasamos por Pukapukara, que esa un
punto de control sobe quienes ingresaban a la ciudad, pero este lugar sólo lo
vimos por fuera ya que estaba oscuro. En el camino a la vuelta al centro de la
ciudad, paramos en una tienda de lana donde nos mostraron los distintos tipos
de alpaca y como reconocer las que son falsas (en realidad la explicación era
bien chanta y no cachamos mucho).
Una vez terminado el tour fuimos
a ver un show de baile donde vimos las distintas danzas de la zona y también del
Perú. Muy bonito y entretenido conocer más de la cultura local. Es divertido
ver como los bailes se terminan pareciendo, como por ejemplo la marinera (baile
nacional del Perú) tiene algunos elementos en común con la cueca que en ambas
hay una parte donde zapatean. Bueno igual es entendible si gran parte de estos
bailes apuntan a lo mismo que el cortejo del hombre a la mujer. Luego de eso
pasamos comer y después a dormir, porque
al día siguiente y se venía el tour al Valle Sagrado y el tren a Aguas
Calientes.
Nos despertamos temprano y el bus
nos pasó a buscar cerca de donde esta nuestra pocilga. Para variar nos llevaron
a echar bencina (no entiendo porque los tipos no van antes de ir a buscar a la
gente, esto pasaba mucho también en Asia, en Chile tengo entendido que esto no
esta permitido). Bueno, el primer lugar donde paró el tour fue en un mirador
(con una linda vista del valle del río Wilcamayu) y una feria artesanal, para
luego pasar a una fábrica de cosas de plata en Pisaq (nos comimos unas
empanadas que si bien eran ricas no eran lo que esperábamos ya que la masa era
diferente). Posteriormente visitamos el sitio arqueológico de Pisaq donde
además de todas las terrazas de cultivo destaca el cementerio que eran unos hoyos
en la ladera del cerro.
El almuerzo fue en un buffet en
el poblado de Urubamba (a la Paula no le gustó mucho, pero a mi si). Después de
eso fuimos al pueblo de Ollantaytambo, siendo éste otro lugar con ruinas de los
incas. Esta parte tenia la particularidad de encontrarse justo en el camino en
que se podía ir a Machu Picchu, Cuzco y al Antisuyo. El lugar es muy lindo,
aunque tuvimos que verlo algo apurado, ya que teníamos que tomar el tren.
Lo que continuó fue el tren entre
Ollantaytambo y Aguas Calientes, también conocido como Machu Picchu Pueblo. El trayecto
es muy lindo, el tren va recorriendo el camino junto al río y en el se pueden ver
bosques, montañas nevadas y un hermoso cielo azul. El tren tiene unos asientos
bien cómodos (bien acolchados), pero con poco espacio para las piernas, ya que
tienes sentado a otra persona en frente. En el techo hay unas ventanas con las
que se pueden apreciar mejor los cerros y además te dan algo para tomar (hay
trenes que no tienen nada y otros que tienen comida, todo depende de cuanto uno
esté dispuesto a pagar). Luego de algo así como 1 hora y 40 minutos, llegamos
al pueblo de Aguas Calientes, donde nos estaban esperando para llevarnos a
nuestra pocilga (la última que conoceríamos en nuestro viaje), la cual si bien
no era lo que esperábamos, nos daba lo mismo, ya que era sólo por una noche y
además que al día siguiente teníamos que madrugar, por lo que mucho rato allí
no íbamos a pasar (igual tenia wi-fi, TV saltelital y baño propio, pero estaba
al lado de la recepción, la puerta del baño no cerraba, en la mañana se acabó
el agua caliente cuando la Paula se estaba bañando y finalmente las sábanas no
se veían muy limpias, por no decir usadas). En la noche recorrimos un poquito
del pueblo y nos comimos una pizza que estaba muy rica.
A la mañana siguiente nos
levantamos temprano para ir a ver la razón por la cual habíamos viajado hasta
acá, las famosas ruinas de Machu Picchu. Para subir, nos tomamos uno de los
buses que van desde el pueblo hasta el centro arqueológico. El recorrido es de
como 25 minutos en un camino con muchas curvas que va subiendo el cerro, eso
si, para los que les cargan este tipo de caminos, la cosa no se ve tan terrible
como el camino a Farellones o el Paso Los Libertadores, ya que está lleno de
vegetación. Una vez arriba tuvimos que esperar hasta las 7.30 a que se armasen
los grupos de los tour. Al final optamos por el que eran en español, porque era
más chico y los tipos menos viejos que en el de inglés (habían unas viejas que se
veían bien para la cagada, así que seguramente con ellas la cosa iba a ser muy
lenta). El lugar es muy bonito y corresponde a una ciudad la cual no fue completamente
terminada y que de ella no se sabe mucho, ya que fue abandonada y recién fue
encontrada en el año 1911 por Hiram Bingham un explorador de los Estados
Unidos. Por esta causa ni siquiera se sabe cual es el nombre original de este
lugar y se le conoce como Machu Picchu, porque ese es el nombre del cerro en
que se encuentra (no es el típico que sale en las fotos, ese es el Waina
Picchu, si no que el de donde se sacan las fotos). La visita por la ciudad pasa
por las terrazas de cultivo, los lugares donde almacenaban las cosas, las
casas, de las cuales sólo quedan los muros, ya que los techos eran de madera y
paja. Claramente también hay varios altares y templos dedicados a sus deidades,
teniendo especial importancia el seguimiento del sol, la luna y los astros (hay
unos observatorios) los cuales eran muy importantes para la agricultura, el principal
sustento de los incas. Es interesante ver también como es que trabajaban las
piedras, ya que esta era una cultura que todavía no dominaba el hierro. Para
partir las la piedras, se hacían pequeños agujeros siguiendo el corte que se
quiere hacer en la roca (de acuerdo a las vetas de ésta), en los huecos se
ponen pedazos de madera a presión y finalmente estos trozos se mojan, para que
al hincharse (por si alguien no sabía, la madera se expande al mojarse) rompan la piedra.
Luego de recorrer en el tour por
todas partes la ciudad, tuvimos un rato libre para ver lo que quisiéramos. Es
en este momento cuando se puede ir a subir alguno de los cerros cercanos par
ver la ciudad desde arriba, pero ahora para poder hacer eso hay que comprar una
entrada diferente (la que claramente no era la nuestra y no lo sabíamos), por
los que las únicas opciones que nos quedaban era seguir dando vueltas por donde
ya estuvimos, ir al puente o subir a la puerta del sol, que ya es parte del
camino del inca y es donde la gente que hace el recorrido, ve las ruinas de
Machu Picchu por primera vez. Nuestra elección, previa consulta al guía fue
ir la puerta del sol. El camino es en
subida y nada de lo terrible de lo que nos habían dicho (supuestamente uno se
demoraba como 1 hora en subir y no fue mas de 40 minutos, parando a sacarnos
fotos y descansando bastante en el camino) y si no se tiene entrada para alguno
de los cerros, vale absolutamente la pena ir. Las vistas son muy lindas y
también se ve el camino que hacen los buses (son muchos y meten ruido) y se ve
a la gente recorriendo los rincones de Machu Picchu como si fuesen hormigas. Como
les dijimos, acá es donde la gente que hace el camino del inca ve Machu Picchu
por primera vez y así vimos como mucha gente llegaba, con sus mochilas y
bastones, agotados a descansar y contemplar la meta. Mucha de la gente que uno ve
no es muy joven y por lo menos yo quedé con muchas ganas de haberlo hecho. Después
de desconectarnos viendo tan maravilloso lugar, volvimos a las ruinas y después
nuevamente el bus a Aguas Calientes.
Ya en el pueblo de Aguas
Calientes, teníamos que hacer hora para tomarnos el tren de vuelta a
Ollantaytmbo, pero antes teníamos que almorzar, para lo cual fuimos al mercado
donde la Paula se comió unos panes con palta y yo un menú con una sopa y una
trucha frita con papas, arroz y ensalada. Como aún quedaba mucho rato, pensamos
en ir a darnos un rico baño en las termas, lo cual finalmente hicimos. El único
inconveniente fue que se puso a llover muy fuerte y bajó la temperatura. Por
suerte dentro del agua caliente no se sentía nada. Las termas de Aguas
Calientes son baratas y claramente lo que uno recibe es acorde a eso. Las
instalaciones son reguleques y está bien lleno (cuando llegamos había poca
gente, pero al final todas las piscinas estaban bien repletas). Ya pasado un
buen rato, pasamos a comprar algo para comer y nos fuimos a la estación de
trenes para esperar el nuestro. Los trenes que van a Machu Picchu (al menos los
que nos tocaron a nosotros) fueron muy puntuales. Como ya estaba oscuro, el
camino de vuelta no tuvo ninguna gracia. El único problema que tuvimos fue que
al llegar a Ollantaytambo no había nadie que nos fuese a buscar (habíamos
contratado todo el transporte hasta la vuelta a Cusco). Les preguntamos a todos
los tipos si es que estábamos en su lista de gente y nada. No éramos los únicos
ya que unos españoles tenían el mismo problema (no eran de la misma agencia) y
estábamos cachando que lo más probable es que nos tuviésemos que poner de
acuerdo para arrendar algo juntos para volver a Cusco. Antes, lo que tuvimos
que hacer fue llamar por teléfono y justo cuando estábamos en eso apareció una
tipa que según ella nos había estado buscando (mentirosa) para llevarnos de
vuelta a la ciudad. La lata es que como llegamos últimos nos tocó adelante y
uno de los cinturones de seguridad no funcionaba. Luego de algo así como 1 hora
y media llegamos de vuelta a Cusco y volvimos a la pocilga (la misma que
habíamos estado antes). Muy cansados por todo lo que habíamos hecho en el día,
nos dormimos al tiro.
A la mañana siguiente la Paula no
se sentía muy bien y por esto no pudimos hacer nada de lo que tuvimos pensado,
como visitar alguno de los museos o de ver más cosas de la ciudad (para la
próxima). Para almorzar, fui al mercado comí un menú de 4 soles (algo así como
800 pesos) sentado junto a unas indias altiplánicas (la Paula se quedó sentada
en un banco afuera porque todavía no estaba muy bien) y luego partimos al
aeropuerto en micro (es demasiado barata y uno aprovecha de recorrer algo las
calles) donde lo más chistoso es el tipo o tipa que acompaña al chofer, el cual
va avisando todas las paradas, cobra la plata y apura a la gente para que suba
y baje del bus (¡Baja, baja, baja!¡Sube, sube, sube!). Última Incacola y vuelo
a Lima para finalizar con el último Ronaldo Mc del viaje para gastar todos los
soles que nos quedaban y vuelo para Santiago.
Así llegamos de vuelta a
Santiago. El paso por Perú si bien fue breve, fue muy bonito y pudimos ver algo
que siempre habíamos querido conocer, pero que por diversas razones, nunca podíamos.
Cusco es una ciudad muy bonita, que alcanza para cualquier presupuesto, pero
que si uno quiere conocer las cosas tiene que estar dispuesto a caminar. La
gente es muy agradable (se nota que vienen muchos turistas) y hay muchas cosas
para ver, comer y conocer.
Con este capítulo terminamos
nuestro viaje. Después de más de 10 meses se terminó nuestra travesía por el
mundo. Aún nos queda algo de material para hacer un par de capítulos más con
algunos videos y cosas que en su momento se quedaron en el tintero.
Cosas Raras: Siempre habíamos
pensado que los peruanos hablaban muy bien, incluso cuando nos preguntaban
donde era un buen lugar para aprender español, decíamos que ese era uno, pero
no contábamos con que en estas zonas a los tipos de verdad que no se les
entiende nada. Muchos de los tipos locales que conocimos hablaban muy raro y
nos costaba un mundo entender que era lo que decían… En la calle principal del
Cusco había una campaña para que la gente cruce las calles por donde
corresponde, porque a pesar de haber rejas en algunas partes, la gente igual
cruzaba en cualquier lado. Entonces para evitar esto tenían a los personajes
de las fotos… Paseando por las calles del centro también nos encontramos con
los titulares de diarios (fíjense en los que dicen… pobres tipos)… Quién dijo
que las lenguas de las suegra eran venenosas, al menos las de la foto parecen
dulces, aunque igual no nos arriesgamos… Hemos visto distintos tipos de tuktuk en el mundo y este
es la versión peruana, igual se ve mejor que varios de otros lados… Finalmente,
sabemos que a esta zona vinen muchos turistas de todas partes del mundo, pero
acá vienen incluso de más lejos.
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